El martes a primera hora de la mañana, el Athletic confirmó el acuerdo con Ander Capa por el cual el defensa se reintegra a su disciplina. El comunicado habla de que la duración del vínculo “será por dos temporadas, si bien el Club se reserva la opción de dejarlo en una sola si el futbolista no ha cumplido durante la campaña 2022-23 una serie de objetivos”. Añade la nota que Capa “ha aceptado el planteamiento económico propuesto por el Athletic Club basado en una estructura salarial con un componente de variable, que estará vinculado al cumplimiento tanto de objetivos individuales como de resultados colectivos”.
Ernesto Valverde ve satisfecha su petición, ya tiene a su disposición a Capa, quien ahora deberá ir subsanando la desventaja que en la faceta física arrastra respecto a una plantilla que acumula entrenamientos desde que el 4 de julio echase a andar la pretemporada. Un desfase asumible que el protagonista tratará de minimizar. Es su objetivo a corto plazo, tal como expresó tras rubricar junto a Jon Uriarte el documento que reabre su etapa como rojiblanco. “Estoy muy contento de renovar, de seguir aquí, en casa, en el Athletic y la verdad en lo único que pienso ahora es en volver a entrenar, a juntarme con mis compañeros y ponerme a disposición del entrenador. Después de un año tan difícil, en lo único que estoy centrado ahora mismo es en lo deportivo, empezar a entrenar y volver a lo que era yo antes”.
GORKA GURUZETA
La de Capa supone la segunda alta en el grupo, tras ejecutarse la cláusula por la que Gorka Guruzeta podía ser repescado una vez consumida su estancia en el Amorebieta. El Athletic se había reservado la potestad de reclutar al delantero coincidiendo con el final de la cesión con un contrato cuyos términos estaban acordados de antemano, y tal fue la decisión de los responsables de Lezama.
A diferencia de Capa, Guruzeta afronta esta nueva etapa con la inercia de un rendimiento notable a lo largo del curso precedente. Marcar en Segunda no garantiza acertar en la máxima categoría, pero tampoco es broma convertir trece goles en las filas de un conjunto que vivió en plaza de descenso de principio a fin del campeonato. El lateral portugalujo viene de estar un curso completo desconectado de la competición. Apenas tres minutos evitan que técnicamente pueda considerarse un año en blanco, pero a efectos prácticos la experiencia podría catalogarse de traumática. No en vano, se trata de un hombre con una carrera asentada, que en Bilbao había gozado de protagonismo en sus tres primeras temporadas hasta rebasar el centenar de encuentros oficiales.
Al impacto de estar abocado a la suplencia permanente, se ha de agregar la tensión derivada de sentirse fuera de la entidad como consecuencia de una serie de episodios que hicieron de la ampliación de su contrato un culebrón interminable, salpicado de dimes y diretes así como de largos períodos sin contacto entre las partes.
El Athletic, los dirigentes encabezados por Aitor Elizegi, daban por amortizado a Capa. De hecho, este se ha tirado casi dos semanas en su casa, sin equipo, hasta que el interés de Valverde ha reactivado una operación resuelta en unos términos que poco o nada tienen que ver con los que pudieron consolidar su situación dos años atrás. La directiva de Uriarte alude claramente a “la línea trazada por la nueva Junta Directiva” para informar de que el escenario de la negociación ha cambiado de manera sustancial.