El Athletic aguarda la llegada de Ander Herrera en las próximas horas para someterse al reconocimiento médico e iniciar así su segunda etapa en el club. Los términos del acuerdo entre la directiva de Jon Uriarte y el futbolista están consensuados fechas atrás y por lo tanto su incorporación a la plantilla de Ernesto Valverde será inmediata. Herrera, que acaba de cumplir 33 años, firmará para dos campañas, si bien algunas fuentes sostienen que podría añadir una tercera en función de una serie de variables de índole deportiva. En el apartado económico, Herrera figuraría en un segundo nivel en el escalafón de la plantilla. Es decir, la ficha que le corresponde como rojiblanco estaría por debajo de las que perciben al menos cuatro o cinco compañeros y, por supuesto, será bastante inferior a la que cobraba en el Paris Saint Germain, en torno a los seis millones de euros netos.
El centrocampista nacido en la capital vizcaina en 1989 se pondrá ya mismo a disposición de Valverde, aunque acaso su debut en la visita al Cádiz del lunes sea algo precipitado. No cabe obviar que la pretemporada de Herrera no ha sido normal, pues pese a que ha realizado preparación no lo ha hecho dentro de la dinámica del grupo dirigido por Christophe Gaultier. El nuevo míster del PSG, en comandita con los rectores del club, había articulado una serie de medidas a fin de presionar a Herrera, al igual que a otros jugadores que no les interesan, para que cambiase de aires. Por ejemplo, no ha tenido la posibilidad de trabajar a las órdenes de Gaultier y sobre él pendía la amenaza de engrosar el filial si persistía en su postura y no accedía a rescindir su vinculación.
Herrera firmó en su día un contrato con el PSG que concluía en 2024. La clave de la operación estribaba en las cantidades a abonar por parte del club. Según parece, por el tiempo que le restaba en el equipo galo, Herrera tenía derecho a embolsarse unos 16 millones de euros. Es seguro que finalmente no se ha alcanzado dicha cifra y se antoja muy improbable que la auténtica vaya a trascender. Sea la que fuere, su ficha en Bilbao sirve para compensar lo que se haya dejado en la mesa de negociación de París y lo obtenido del PSG facilita que tenga un encaje asumible desde la perspectiva financiera de Ibaigane.
Lo cierto es que la rescisión del contrato con el PSG se consumó entre la noche del martes y las horas siguientes. La prensa especializada parisina lo venía anunciando. Ayer por la mañana saltaba la noticia de que Herrera quedaba liberado de su compromiso y era libre para elegir destino. Lo tenía claro de antemano: volvía al Athletic. En breve se enfundará de nuevo la camiseta que lució entre 2011 y 2014, el último año con Valverde en el banquillo y los dos anteriores con Marcelo Bielsa. El deseo de Valverde de contar con sus servicios se ha de valorar como factor clave en el movimiento consumado. Le gustaba cuando le tuvo a sus órdenes y la relación fue fructífera, Herrera mejoró sus prestaciones, en especial el capítulo rematador. Estaba a gusto con Valverde y este acertó a sacarle más jugo. La experiencia ha pesado ahora en el ánimo del uno y del otro para propiciar que vayan a compartir vestuario cuando han transcurrido nueve años de aquello.
A una semana del cierre del mercado de fichajes, el Athletic capta a un futbolista de gran experiencia para apuntalar su línea de medios. Está por ver qué función desempeña, pero es evidente que Valverde le tiene reservada una plaza en un esquema que reúne a tres piezas escalonadas por la franja central del terreno. Hace años Herrera solía actuar en posiciones más ofensivas, pero luego empezó a jugar más retrasado, con tareas más orientadas a la contención y a la iniciación del juego desde campo propio. Pronto se despejará cualquier incógnita al respecto.