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Las dos exigencias en las que EH Bildu había concentrado su negociación con el Gobierno vasco, la vivienda y el salario mínimo, afectaban a dos departamentos gestionados por el PSE, que además había alimentado públicamente que el acuerdo presupuestario con la coalición abertzale podría ser más sencillo que con el PP. En paralelo, en ámbitos de la izquierda abertzale se venía construyendo en los últimos años una leyenda según la cual los pactos presupuestarios con los gobiernos de Nafarroa y el Estado demostrarían que los socialistas son más generosos, no ya por pura necesidad y por estar en minoría parlamentaria, sino por una cuestión de voluntad política y afinidad ideológica. Por tanto, si no había acuerdo con el Gobierno vasco, era por cicatería del PNV, el socio mayoritario y responsable de Hacienda. Pero los socialistas han hablado este jueves por boca de su secretario general, Eneko Andueza, quien se ha mostrado muy tajante con EH Bildu y ha opinado que la coalición solo ha hecho “postureo”, y que el acuerdo sobre el salario mínimo es imposible porque en la izquierda abertzale son “presos” del sindicato ELA, que deslegitima la mesa de diálogo social con otros sindicatos y la patronal.
En una entrevista concedida a Radio Euskadi, Andueza coincidió en interpretar que EH Bildu “da por finalizada” y “rompe” la negociación con su rechazo a la última oferta presupuestaria del consejero d’Anjou. Añadió que la respuesta de la coalición abertzale incluye en su último párrafo que está dispuesta a negociar sobre el salario mínimo hasta la votación de los Presupuestos en el pleno del viernes de la semana que viene, pero es “una propuesta absolutamente irreal porque nunca van a aceptar que se negocie en la mesa de diálogo social, porque son absolutamente presos de ELA, de lo que les marca ELA”. “Por tanto, son ellos los que ponen punto y final a esta negociación. Por otra parte, era algo previsible”, lanzó.
Andueza se refería a que ELA no participa en la mesa de negociación con los sindicatos y la patronal, ya que esta central interpreta que las medidas que le lleva el Gobierno no tienen calado y prefiere negociar empresa por empresa, donde reside su fuerza. Fuentes de EH Bildu consultadas por este periódico explican que no tiene sentido ceñir el acuerdo a un órgano donde no están presentes todas las partes que necesariamente tienen que participar del pacto. "Lo que nos debe importar es que estén todas las partes. El dónde nos da igual", aseguran. Ponen como ejemplo el acuerdo interprofesional de 2017 para blindar los convenios vascos.
"Intentan proyectar una imagen pragmática"
Andueza no se anduvo con rodeos. “Damos por finalizada la negociación, y a otra cosa. Al principio de la negociación, EH Bildu nos vino a decir que querían dar un giro de 180 grados al Presupuesto, que al final se tradujo única y exclusivamente en la negociación de dos cuestiones relativas a vivienda y al SMI, y finalmente eso no ha sido posible”, dijo. Por tanto, interpretó que este reduccionismo de Bildu significa que el Presupuesto en esencia es “bueno”. Admitió que en algún momento pensó que el acuerdo era posible, pero Bildu “está más en intentar proyectar una imagen pragmática que en otra cosa”, y su posición era un “postureo” que no se traducía en demandas realistas.
Además, añadió que EH Bildu no tenía la capacidad para dar ese giro de 180 grados porque el Gobierno ya tiene “una hoja de ruta muy clara” y no iba a permitir que “se desvirtuara por llegar a un acuerdo que no es necesario”, en referencia a la mayoría absoluta de PNV y PSE.