¿Qué balance hace de todo cuando se han cubierto dos tercios de la temporada?
Ha sido un periodo muy montañosa, con muchas subidas y bajadas, inconsistencia no querida, pero sí por las situaciones que se han dado. Esto se ha reflejado en el juego ya que ha habido rachas de partidos buenos y otras de partidos malos. En definitiva, ha habido muchos altibajos, pero aún tenemos recorrido, casi tres meses por delante. Ahora paramos por las ventanas, que nunca sabes si es bueno o malo. Después del partido ante el IDK, el cuerpo no pedía que cada una se fuera a su casa, pero esperemos que este parón sea para bien.
La pretemporada fue atípica y le preguntábamos entonces que cuándo esperaba ver al mejor Lointek Gernika. Entiendo que aún no ha llegado.
Claro, hemos tenido momentos buenos, pero no demasiado prolongados. Sí aquella racha de 7-0, pero estábamos sin Sandra (Ygueravide). Después, cambiamos a un jugadora, ahora llevamos dos meses sin Julie (Wojta). En total, sin Sandra y sin Julie hemos estado cuatro meses y así es complicado, aunque sabes que durante la temporada puede haber percances. De todos modos, espero que el mejor momento de la temporada esté al caer. Hay cosas que se escapan, que no puedes controlar en tu planificación, pero esperamos que lo que queda de febrero nos sirva para ponernos en la situación de que marzo sea un gran mes para nosotras.
Entre lesiones y un calendario a veces caótico, ha sido imposible llevar un ritmo normal. ¿Esto resulta frustrante o forma parte del proceso y del aprendizaje de ser entrenadora?
Una de las palabras más importantes en este trabajo es adaptación porque no siempre la teoría y la práctica van de la mano. Acabamos de entrenar con cuatro jugadoras, una de ellas con problemas en el tobillo y otra en el hombro. Pues hay que adaptarse y hacerlo lo mejor posible. Cada equipo tendrá sus circunstancias y su manera de analizar lo que ha pasado, por eso lo que hay que procurar es que el día a día sea el mejor posible para llegar en las mejores condiciones al partido. A veces se hace complicado y frustrante, pero esa frustración no la puedes transmitir a las jugadoras ni por ello debe dejar de hacerse el trabajo.
¿Tiene la sensación de que en el baloncesto femenino pasa todo demasiado rápido?
Totalmente, y además desde el 5 de octubre, con el partido clasificatorio para la Eurocup, parece que estamos jugando finales constantemente porque todos los partidos son el más importante hasta los que, en teoría, puedes competir, pero tienes menos opciones de ganar. En esos estás igual de cabreada si pierdes. Entonces, entras en una vorágine imparable. Nosotras tuvimos ese momento con la prórroga en Venecia, que estuvimos a un tiro libre de ganar, y después el partido en Valencia, que se nos fue en dos minutos, en el que estiramos al máximo una rotación de solo siete jugadoras, algo que después nos penalizó en diciembre. Sacamos los dos partidos para clasificarnos para la Copa, pero no hemos conseguido esa consistencia y esa estabilidad que todos buscamos. Aunque, en realidad, esto es algo para equipos grandes o con plantillas muy largas. Las lesiones nos han hecho contar siempre con un número mínimo de jugadoras y la gestión ha sido más complicada.
En el caso del Lointek Gernika, el calendario ha sido muy extraño con rachas de partidos en casa o fuera que han podido influir.
Por ejemplo, jugamos seguido en Barcelona, Gorzow, Salamanca y en casa contra el Girona. ¿Y cómo sobrevives a eso? Pues como puedes y a veces anímicamente pesa porque las derrotas pesan y hay que trabajar mucho para estar todos enfocados, que eso no pase más factura y tengas la sensación de que aún perdiendo contra equipos superiores puede tener esa estabilidad.
¿Ha tenido que tirar mucho estos meses de su bagaje de ex jugadora?
Intentas poner todo lo que he vivido, pero son etapas diferentes y jugadoras diferentes. En los últimos cuatro o cinco años yo he estado con hombres, con otro tipo de comunicación, y eso también ha sido un proceso para mí ya que he tenido que cambiar la manera de comunicarme y de llegar al grupo. La competición no te permite fallar, pero cuando estás a estos niveles de presión el fallo es más probable y hay que saber asumirlo y entenderlo.
¿Nota mucha diferencia entre la mentalidad de las jugadoras de ahora y las de su época, entre cómo ven ahora a la entrenadora y cómo la veían las de su generación?
Yo me retiré hace diez años, pero vengo de una generación incluso anterior porque empecé como profesional en el 93 o 94. En este tiempo, se ha pasado de un entrenador autoritario a otro como el ahora más dialogante, que te exige llegar a la jugadora por un camino más largo. Antes, no había otra, era esto y esto, y tú aprendías de lo que hacían las demás. En estos 30 años ha cambiado todo y seguro que esto lo dice cualquiera que trate con un grupo amplio de personas de 20 a 38 años.
¿Ese cambio respecto al baloncesto masculino lo ha notado también en lo táctico?
Seguro, hay cosas que tenía pensado hacer ahora con el Gernika que a lo mejor no han funcionado como esperaba. Yo quería correr, jugar a campo abierto por el perfil de jugadoras que tenemos, pero jugar con siete jugadoras nos lo ha impedido y ha habido que adaptarse también. El nivel de entrenadores y entrenadoras en la Liga Femenina y en general es altísimo, los entrenadores españoles están en el top mundial y eso ha llevado a que la competición esté muy igualada, algo que nunca ha existido. O yo no me acuerdo o no me dí cuenta porque jugaba en el primer o segundo equipo de la liga. Ahora mismo hay cuatro equipos por encima, con estructuras muy potentes, y el resto todos podemos perder con todos.
El Lointek Gernika va sexto, con 10-10, e imagino que esa es la plaza a guardar en un grupo muy amplio.
Claro, estamos cuatro equipos igualados, pero tenemos a otros tres a un partido, y otros dos a dos. Por eso, es importante vigilar las tendencias, como la del IDK que ha pasado de estar en puestos de descenso a pelear por entrar en el play-off. Es importante seguir tu línea y que ganar o perder no te desvíe.
Dice que lo mejor del Lointek Gernika está por llegar. ¿En qué espera que el equipo crezca o mejore?
Obviamente, que Julie vuelva a muy importante por un montón de razones. Pero a nivel de grupo todo pasa porque seamos capaces de ejecutar una defensa con contactos, móvil, ya que no tenemos una referencia interior grande. Por eso, tenemos que ser agresivas y versátiles y con el rebote poder lanzar nuestro ataque, que sea dinámico como hemos conseguido en algunos partidos. Pero si fallamos en el rebote y en ese tipo de defensa, nos penaliza mucho nuestro ataque.
Queda mes y medio para la Copa. ¿Es tiempo suficiente para que el equipo llegue bien, aunque el rival no invite a ser optimista?
La mejor manera de llegar bien a la Copa es seguir creciendo en el día a día, como hicimos la dos semanas anteriores, aunque contra el IDK no se notó. El camino es seguir metiendo volumen táctico defensivo y ofensivo y crecer. El próximo jueves vamos a Zaragoza, el equipo junto al Girona más potente ahora mismo porque todas aportan, y eso es lo único que tengo en la mente. Quiero que el día a día me lleve a una buena situación para jugar en la Copa ante el Girona.
También hablamos al principio de temporada de lo difícil que es para el Gernika mantenerse en la parte alta de la clasificación porque cada año hay más competencia.
Claro, entonces teníamos también esa ambición, pero las circunstancias han cambiado la visión porque pronto nos quedamos sin nuestra cinco titular. Además, estructuras potentes de ACB han ido creciendo, algo que creo que es bueno porque le da consistencia y capacidad de crecimiento a la liga y a las jugadoras y es beneficio para todos. Yo lo comparo con el Unicaja, que quiere luchar arriba y ve al Madrid, al Barça, al Valencia, al Baskonia… Vas contando y te ves en una posición en la que lo tienes que hacer muy bien para acabar el quinto. En la Liga Femenina pasa algo parecido porque el Barça también está creciendo, el Estudiantes también tiene una buena estructura… Los tres clubes vascos estamos en una situación parecida de poder estar arriba, pero ya estamos hablando de ocho o nueve equipos y la exigencia crece.
¿Cree que el Lointek Gernika aún está en deuda con la afición de Maloste esta temporada?
Ha habido momentos buenos como cuando ganamos al Avenida, o el día del Gorzow que nos quedamos conla sensación de haber podido ganar. Cada día es una oportunidad, pero luego llega un partido como el del IDK en el que bajas tres peldaños y te deja con la sensación de tener que volver a construir esa comunión. Nos quedan seis partidos en casa, pero hay que conseguir que esa química sea más duradera y eso es algo que depende de nosotras, de que luchemos, nos tiremos al suelo… De esa manera te ganas a la afición y sacas esas victorias que necesitas, y se te quedas al filo, la afición te lo agradece como una victoria.
Ahora que está dentro otra vez, ¿cambiaría algo de cómo está montado el baloncesto femenino?
Me gustaría que la Liga Femenina fuera lo más profesional posible durante más tiempo, que las estructuras pudieran soportarlo y eso significaría que las jugadoras y los entrenadores cobrarían diez meses en vez de ocho y no estarían tanto tiempo sin entrenar. Ahí entra ampliar presupuestos, lograr más ingresos… Creo que hemos llegado a una estabilidad con 16 equipos y ahora hay que hacerla más duradera. Las empresas están viendo que el apoyo al baloncesto femenino es fructífero y tiene un retorno bastante rápido. En el masculino necesitas más dinero para ser reconocido.