Jeff Koons, figura prominente del arte de nuestro tiempo, fue protagonista de una de las exposiciones de mayor calado que acogió el Guggenheim en 2015, organizada por el Whitney Museum of American Art de Nueva York en colaboración con el Centre Pompidou de París y el Museo Guggenheim Bilbao.
Fue la primera vez que la obra del artista norteamericano se exponía en el Estado español, una muestra que expuso a la perfección la visión del mundo, muy particular de su creador. Con un claro mensaje de autoaceptación, de aprecio por el mundo que nos rodea y de afirmación del ser a través del arte, la obra de Jeff Koons obtuvo muy buenas críticas y muy buena acogida de público.
Su trabajo singular, inconfundible e innovador, le ha llevado al artista a convertirse en una de las grandes figuras del arte actual.
Desprovisto del halo de inaccesibilidad que rodea a otras obras de arte contemporáneo, su trabajo, fácilmente reconocible, es atractivo para el gran público y bebe de innumerables fuentes de la historia del arte, como el Surrealismo, el Pop Art y el Dadaísmo. Koons posee un estilo único, que permite que en su obra convivan en armonía conceptos en principio antagónicos.
La obra de Jeff Koons es una reafirmación de la personalidad del artista. De igual modo, sus pinturas y esculturas invitan a afianzar la individualidad y a romper con ciertos tabúes y convenciones que encasillan y limitan a las personas dentro de la sociedad. Koons utiliza el arte como revulsivo, como motor para el cambio social. La falsa apariencia de lujo de algunas de sus obras, que consigue gracias al uso de materiales industriales ennoblecidos, y la referencia a arquetipos conocidos logran que el espectador se sienta cómodo con su propia historia cultural.