Esta vinoteca irundarra, donde se pueden encontrar hasta 3.000 vinos y destilados distintos, cuenta con una trayectoria de más de 100 años
irun– La Vinoteca Mendibil de Irun cuenta con más de 125 años de historia. La fundó Martín Gaztelumendi y, hoy en día, su bisnieto Iñaki Solbes regenta el negocio junto a su socio Miguel Salas, apoyados por una docena de trabajadores. Una familia con vocación de "tenderos" que siempre se ha caracterizado por el trato con sus clientes, porque ese contacto directo es primordial en la labor comercial. Según Solbes, gestionar una vinoteca requiere tomarse un tiempo con cada cliente, "para que se sienta a gusto y se anime a probar cosas nuevas".
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Y es que la atención y el asesoramiento personalizado son, a su juicio, los puntos fuertes del negocio. "Procuramos guiar al cliente en el proceso de compra, para ofrecerle aquello que más se ajusta a lo que está buscando. No es lo mismo si se trata de un regalo, o si es para su consumo", apunta.
Además, desde la vinoteca irundarra insisten en que la pandemia ha influido en su modelo de negocio, "pasando por el horario, hasta la activación del servicio a domicilio o el proyecto para poner en marcha la tienda online".
Pero no son los únicos cambios que ha provocado esta crisis: "A raíz de la pandemia, hemos apreciado dos importantes cambios en lo que respecta a los gustos de la gente: por una parte, ahora valora mucho más la atención personalizada y, por otra parte, se está aprendiendo a beber mejor y a optar por bebidas de calidad".
más de 3.000 bebidas Los socios destacan el proceso de selección que pasan sus vinos y destilados: "Todos los productos que están en esta vinoteca, casi 3.000, son elegidos previa cata. De esa manera, conseguimos transmitir al cliente lo que nosotros hemos probado y nos ha gustado".
De cara al futuro, Solbes no espera que haya cambios drásticos en el negocio: "El nuestro es un negocio con más de 100 años de trayectoria y creo que en los próximos años seguiremos en la misma línea". No obstante, aclara que eso no significa quedarse quieto: "Nuestro afán es seguir investigando en el ámbito de los vinos y destilados, dar la mejor atención posible al cliente, tanto profesional como particular, y seguir ofreciendo la mejor calidad. Todo ello sin cambiar nuestras señas de identidad y nuestra forma de trabajar. Somos tenderos y esa cercanía no la pensamos perder".
Solbes y Salas constatan que a raíz de la pandemia "la gente valora más la calidad y la atención cara a cara"