Pensión, varias viviendas en propiedad, descuentos en múltiples servicios…Poco queda de aquella imagen del jubilado pasando penurias, es cierto. Quienes acceden ahora a la jubilación son los llamados 'baby boomers', toda una cohorte demográfica modelada en los primeros compases tras la Segunda Guerra Mundial. Una generación que se caracteriza por una gran dedicación al trabajo y a la familia y que ha conquistado una serie de derechos sociales.
Qué paradójico que los hijos de los llamados "boomers" tengan ante sí un escenario tan diferente al de sus progenitores. La generación mejor preparada avanza por la vida laboral -los que pueden- con el efecto de no una, sino dos crisis a sus espaldas. Y claro, surgen las envidias. Conscientes de que jamás llegaremos a conocer las condiciones de nuestros predecesores, cargamos contra el mensajero. Una corriente que ya tiene nombre: 'anti-boomers'. Pero la cuestión no es extender a la generación que se ha ganado (y pagado) su retiro la miseria que asola a la juventud. La pregunta que los que deciden tienen que hacerse es: ¿Cómo conseguimos que los jóvenes tengan de verdad unas condiciones equiparables a las de sus predecesores?