Antonio Blanco, la pieza que faltaba

Cuando un entrenador realiza una petición expresa por un tipo de futbolista, como hizo Luis García por Antonio Blanco, es porque realmente lo necesita. “Es un seis asociativo y muy bueno técnicamente, distinto a Carlos Benavídez y Álex Balboa”, manifestó el técnico madrileño pocos días después de su fichaje. Algo que, desde fuera, no parecía prioritario reforzar, pues otras líneas reclamaban más atención, pero que, en poco más de 107 minutos, Mendizorroza ya ha entendido por qué se ha insistido tanto por el jugador cordobés.

Blanco debutó en el duelo copero con el Sevilla, ante quien dejó sus primeros detalles de calidad, y confirmó las sospechas el pasado sábado, cuando, con menos de una semana y media de entrenamientos a sus espaldas, estrenó titularidad al lado de Salva Sevilla. Una variación del once que el propio entrenador babazorro ya había anticipado que podía suceder, aunque muchos tal vez no la esperaban tan pronto, y que le sirvió al Glorioso para dar un importante paso al frente en el uso y dominio de su posesión.

En ese partido ante el Racing, con el canterano blanco en el puesto más atrasado de la sala de máquinas, el Alavés tuvo una salida de balón muy limpia, sin apenas errores en las combinaciones, y eso le permitió merodear continuamente el área rival. Además, Salva Sevilla se vio más liberado, y menos exigido, de lo habitual, porque encontró en el centrocampista cordobés a un aliado a la hora iniciar las jugadas del equipo, y Jon Guridi, en esa misma línea, apenas tuvo que retrasar su posición para ayudar al ocho.

Alternativas en función del partido

Y esto último, sin ir más lejos, es lo que va a buscar Luis García siempre que opte por alinear a Blanco al lado del almeriense. En partidos en los que la escuadra gasteiztarra deba llevar sí o sí la batuta, lo cual, al menos la mayoría de veces, se ve obligada a hacer en Mendizorroza, no cabe duda de que contar en la medular con un tercer futbolista con buen trato de balón es un plus. Buena muestra de ello son, por ejemplo, los encuentros frente al Sporting o el Albacete de la primera vuelta, cuando faltó aprovechar mejor la posesión.

En otros compromisos, no obstante, va a hacer falta físico y contundencia y ahí, sin duda, será el momento de Benavídez, quien, con menos templanza, pero más intensidad, que el futbolista del Real Madrid, aún tiene mucho que decir esta temporada. En este sentido, va a ser fundamental la labor de vestuario del técnico albiazul, pues va a tener que mantener motivado a un jugador, como es el uruguayo, que puede pasar de ser un indiscutible a titular ocasional, lo cual, en lo personal, nunca es fácil de asimilar.

Balboa y Sedlar

Ahora bien, el mayor damnificado, en tema de minutos, por la llegada de Blanco no es Benavídez, sino Balboa. Si en estos meses el canterano vitoriano ya había tenido oportunidades limitadas, ahora, salvo contratiempo de alguno de los ya mencionados, tendrá muchas menos. Y es una pena, porque su rendimiento hasta ahora, teniendo en cuenta su inexperiencia en el fútbol profesional, había sido más que decente. Al menos, eso sí, la experiencia le servirá de aprendizaje de cara al futuro, cada vez más cercano.

Por último, es digna de mención la situación de otro jugador albiazul que, si bien su posición natural no era la de mediocentro, sí había actuado ahí en varias ocasiones. Una vez asentado Blanco en el Alavés, va a ser muy complicado volver a ver a Aleksandar Sedlar en la sala de máquinas, aunque contar con esa opción siempre sea útil. Ahora, el serbio debe centrarse, al igual que Víctor Laguardia, en pelearle el puesto a Abdel Abqar y Nikola Maras, quienes forman la retaguardia titular de la escuadra babazorra.