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Antonio Turiel: "Que nadie piense que cuando acabe la guerra esto va a volver a la situación anterior"

El científico e investigador del CSIC cree que hay que tomar medidas en Europa ante el descenso energético pero califica de "error" la subvención de los combustibles en este momento de escasez

"Sin energía. Pequeña guía para el Gran Descenso" es el último libro de Antonio Turiel del que este experto en energía ha vendido más de 10 mil ejemplares. En él habla como suele ser habitual muy claro y subraya que el descenso energético es una realidad "apremiante" que anticipa un "futuro muy oscuro". Los cambios que se necesitan, advierte, son muy "profundos", así que no podemos perder tiempo. 

Destaca Turiel que el problema que tenemos es que "no hemos querido aceptar el agotamiento de los recursos fósiles y del uranio". "Esto no es de golpe, es que progresivamente la producción comienza a disminuir y se trata de cómo te adaptas a ese descenso", señala. 

La guerra obviamente ha acelerado un proceso que ya estaba en marcha. Que nadie se piense que una vez acabe la guerra, esto va a volver a la situación anterior.

El investigador del CSIC advierte de que estamos inmersos en un proceso que va a durar "el resto de nuestras vidas". Y ante esto nos da una noticia buena y una mala.

"La buena noticia es que nos podemos adaptar. La mala es que nos tenemos que adaptar", destaca. 

Crisis del diésel

En el libro, Antonio Turiel detalla en cada capítulo las claves de este gran descenso energético. Y explica que se origina por dos factores.

Por un lado destaca que el petróleo convencional, el de calidad, llegó a su máximo en 2005, no fue ayer. "Como no hay petróleo del bueno, hemos ido metiendo otras cosas. Cada vez hay más petróleo del malo. Esto afecta a ciertos combustibles y no se invierte en refinerías. Está empezando a haber un problema con la producción del diésel", advierte. 

"Falta diésel y eso afecta al transporte, a los tractores, cosechadoras, una cascada de problemas. La crisis acaba siendo transversal y afectando a todo", explica. Está claro, por tanto, que tenemos una "escasez general de petróleo" y el precio por lo tanto, va a variar.

La demanda se reduce porque estamos en crisis económica muy fuerte. Lo que cabe esperar en próximos años es que el precio oscile.

La subvención a los combustibles

En un momento en que aún no sabemos si se prorrogará la subvención a los combustibles y cuando parece claro que se hará por sectores, Turiel tiene claro que es un "error" dar una ayuda directa en situación de escasez. "Es un error porque no ayuda a adaptarse al consumo. Es conveniente no dar esta ayuda pero sí hacer algo. Y cuando la estás dando y la quitas de golpe, es lo peor", reconoce.

"Puedes compensar con dinero esa escasez como ha hecho Alemania pero da una idea equivocada porque la gente no reduce su consumo", advierte. 

En su opinión necesitamos actuar en el ámbito de la Unión Europea. "Creo que lo primero es intentar actuar a este nivel pero hay que aceptar el diagnóstico. La gente se niega a aceptar que pueda haber un problema en la disminución de recursos. Hasta que no lo entendamos, difícil", destaca. 

Crisis de materiales 

Falta diésel y tenemos además una crisis de materiales porque hay problemas para conseguirlos. No estamos hablando de la crisis de suministros que vivimos hace aproximadamente un año y que en su opinión "se magnificó".

El problema, insiste, era el aumento del coste en el transporte. "Esto no se quiere aceptar. Estamos viendo en Europa un proceso rápido de cierre de industrias del metal que va a hacer que esos materiales sean más caros. Aunque curiosamente de esto ya nadie habla", lamenta.

Crisis alimentaria

Este círculo perverso se cierra con la crisis alimentaria que se vive sobre todo en ciertos países del mundo. Tenemos en este sentido dos problemas: la carestía y la escasez. Estamos en el segundo de los problemas y pone ejemplo el Reino Unido.

"En el Reino Unido faltan huevos y eso acabará pasando en España porque hay muchas granjas que están cerrando porque no les sale a cuenta. Esto a nivel de Europa pero en el resto del mundo hay una catástrofe alimentaria. Está habiendo muchas revueltas por la escasez y de esto no se habla", insiste. De hecho afirma que está habiendo racionamiento en Hungría y que incluso tienen que repostar en países cercanos. "Esto no sale en los telediarios", remarca. 

Lo que tenemos aquí es una inflación desbocada en los alimentos. "Tiene que ver con la escasez general de todo, con los altos precios de la energía y esa espiral inflacionista que menciona en su libro "ha venido para quedarse".

Vamos a ver oscilaciones en la inflación pero va a ser la tónica de nuestras vidas.

El gran apagón

Volviendo a la energía tenemos que prepararnos para posibles apagones programados, quizá no en España pero sí en Europa. En este aspecto debemos diferenciar entre un apagón involuntario y los voluntarios.

"Estos últimos son rotatorios y es que lo que va a pasar en Finlandia, Estonia, Suiza, Reino Unido o Francia donde ya se habla de que se pueden producir apagones unas horas al día. Esto ya se está hablando. Dependiendo de cómo venga el invierno, de la demanda que haya, originará estos apagones rotatorios pero siempre subsiste el riesgo del apagón involuntario por problemas técnicos", señala. 

¿Dónde puede ocurrir? Pues está claro que en Centro Europa el riesgo es "importante". El caso del Estado español es diferente porque está bien abastecido así que tendremos al menos un par de años una "situación privilegiada", aclara. 

Evidentemente la invasión rusa en Ucrania ha sido un antes y un después. "Rusia está mudando su mercado natural que era Europa a China e India, dirigiendo sus exportaciones hacia estos dos países. Pueden formar un mercado potentísimo y condenaría a Europa a la irrelevancia", afirma. 

"Es un motivo adicional para pensar cómo queremos planificar el futuro energético. Rusia nos proporcionaba mucha energía barata y muchos materiales", matiza y esto se ha acabado. 

¿Hay alternativas?

En su libro, Antonio Turiel acaba recordando que tenemos que cambiar la forma de consumir energía. "Cuando decimos que tenemos una crisis energética es ridículo porque la energía se malgasta" y pone algunos ejemplos. 

"El 40% del petróleo del mundo se usa para mover petróleo. El 30% de los alimentos se tiran a la basura. Tenemos una crisis de distribución de alimentos. Modificando la red de transporte podríamos ahorrar fácilmente. Nos podría dar entre 10 y 20 años para hacer la transición", propone.

En realidad el problema no es tanto de escasez de energía sino de cómo se usa.

Junto a esto es imprescindible un cambio de modelo en la sociedad. Son necesarios los pequeños gestos de cada uno de nosotros, recuerda, aunque también reconoce que la solución pasa por la implicación de grandes agentes políticos y económicos. 

La gente no tiene que desvincularse del debate. Nos jugamos el futuro. La sociedad tiene que entender que debe involucrarse y evitar que nos sigan vendiendo la moto. Los cambios deben ser profundos.

 

14/12/2022