Chris Hemsworth y Anya Taylor-Joy, protagonistas de 'Furiosa', la quinta entrega de la saga 'Mad Max', arrasaron este miércoles en la alfombra roja del Festival de Cannes, donde la película se presenta fuera de competición,
Tanto Taylor-Joy como Hemsworth firmaron autógrafos y se hicieron fotos con los fans que les esperaban a su llegada a la entrada del Palacio de Festivales de Cannes donde 'Furiosa' es la película de la proyección de gala de hoy.
La actriz de origen argentino y español lucía un vestido de estilo princesa sutilmente dorado que casi se confundía con su piel y con su pelo rubio, peinado en un complicado moño. El contraste lo ponían el espectacular conjunto de collar y pendientes de diamantes.
Junto a ella, Hemsworth, aclamado como 'Thor' -su personaje en las películas de Marvel- por los fans, que corearon su nombre sin parar.
Con chaqueta y camisa blancas y sin pajarita, el actor australiano estaba acompañado por su mujer, la española Elsa Pataki, que interviene en 'Furiosa', con dos pequeños papeles.
Los actores posaron junto al director de la película, George Miller, y el resto del equipo de 'Furiosa', una historia en la que Hemsworth interpreta al malo -con una prótesis de nariz que casi impide reconocerle-, que se apodera de una niña que cuando crece es interpretada por Taylor-Joy.
El equipo del filme fue recibido, como es habitual, con una gran ovación en el interior del Gran Theatre Lumière, donde se celebran las proyecciones de gala del festival.
Por la alfombra roja también pasó otra gran estrella, Faye Dunaway, que esta noche presenta en el festival el documental 'Faye', dentro de la sección Cannes Classic.
Así como la actriz francesa de origen argelino Leila Bekhti, que portaba un pin de sandia en apoyo del pueblo palestino.
Y el equipo del cortometraje 'Moi aussi' ('Yo, también'), dirigido por la actriz francesa Judith Godrèche, bandera del movimiento 'metoo' francés desde que denunciase este año haber sido violada y sufrido abusos por parte de dos directores cuando era adolescente.
Godrèche y varias de las mujeres que participan en el corto posaron en las escaleras que dan acceso al teatro con las manos sobre sus bocas para denunciar el silencio en la industria del cine frente a los casos de violencia sexual.