Descansar y dormir, toda la noche o una siesta, no solo es bueno para nuestra salud física, también lo es para que nuestro cerebro se relaje y rinda mejor después. Si esto es así en nosotros, ¿por qué no hacerlo con los teléfonos inteligentes?
Es la gran duda, si a estas alturas es necesario o no apagar los móviles para darles un respiro. Muchos usuarios no encuentran diferencia en su uso cotidiano si por la noche, cuando dormimos, lo dejan encendido o no. Ni si tiene importancia o no dejarlo cargando toda la noche.
Sobre esto último hay un consenso bastante generalizado de que una vez la batería se haya cargado, lo mejor es desconectarlo de la red. Con la carga rápida, puede llenarse en poco tiempo antes que nos durmamos y nos dé tiempo a desenchufarlo. Esta es una buena práctica para no reducir su vida al forzar las celdas de carga.
Y ya puestos, ¿lo apagamos o no? La respuesta no es un sí absoluto, pero hacerlo con cierta regularidad es recomendable, además de ser útil e incluso oportuno.
Por qué hay que apagar el móvil
No hay ninguna regla ni recomendación de los fabricantes que así lo afirme, pero dar un descanso a los aparatos es, en general, algo bueno, incluso si no hay un problema aparente.
Muchas veces, cuando notamos que el móvil hace cosas raras, va lento, se bloquea de forma extraña, algunas funciones parecen no arrancar o fallan sin explicación clara…, la primera solución que se nos ocurre en apagarlo y volver a encenderlo. Y todo parece volver a la normalidad.
Esto puede deberse, en una primera valoración a problemas con los procesos en segundo plano que interfieren con lo que queremos hacer. En teoría los sistemas operativos están preparados para evitarlo, pero después de muchas horas en marcha puede que queden restos, pequeñas fallas que hagan tropezar sistemas. Al apagarlo, lo que hacemos es detener todas los procesos que estén en marcha y cuando lo volvemos a activar, no hay nada funcionado el fondo y no se desvían recursos. Por este motivo, el modo reposo en el fono no los tanto.
Otra ventaja de apagarlo es que la memoria caché, esa que facilita la rápida conexión cuando hacemos un búsqueda e el navegador, se borra, por lo que cuando volvemos a encenderlo la memoria del móvil se habrá limpiado y funcionara más rápido. Esto hay que completarlo con una limpieza manual de archivos para hacerla más completa.
Esto, en lo que se refiere a lo digital, pero un parón también viene bien a las partes más mecánicas, como la batería, especialmente si tiende a calentarse, si se le exige más de lo debido forzando mucho su carga durante toda la noche o si se apura mucho, si se exprime hasta el agotamiento absoluto.
¿Cada cuánto y durante cuánto rato?
Sigue sin haber una recomendación, un consejo absoluto a este respecto. Lo ideal es dejarlo apagado mientras no se use y no se prevea hacerlo, es decir durante la noche cuando se duerme. Para esto es útil el fijo de casa, el que necesite llamar, que lo haga a ese y así no hay temor a quedar incomunicado si se apaga el móvil.
Pero para solucionar la mayoría de los problemas de funcionamiento enumerados, con apagar y encender a continuación, basta para volver a la normalidad. Por otra parte, para que los componentes físicos descansen, con 20 minutos es más que suficiente.
En cuanto a las veces que hay que apagarlo, tampoco hay nada dicho, pero con hacerlo un par de veces por semana es suficiente, que no significa lo mismo que imprescindible ni lo mínimo. En realidad, con adquirir una rutina de descanso.
Por cierto, no es lo mismo apagar que reiniciar. Si los fabricantes dan las dos opciones es por algo. Cuando un teléfono se apaga, se detienen todas las funciones, incluidas las que se ejecutan en segundo plano. Si solo se reinicia, la memoria caché no se borra, por lo que puede seguir interfiriendo y ralentizando el dispositivo. Además, es posible que algunos componentes no dejen de estar activos, por lo que no hay descanso.
Y a nosotros, los humanos, un rato de desconexión digital no nos vendrá tampoco mal, así que si esa media hora se alarga un poco bastante, mejor.