Quizás porque dé ya por amortizado a Pedro Sánchez o porque necesita hacer bandera de una de sus principales apuestas como vía para solucionar el conflicto desde que resultó investido, Pere Aragonès no tiene entre sus planes hacer caer la mesa de diálogo ni aunque la derecha se haga con las riendas del poder en La Moncloa. En plena tormenta con sus socios independentistas, los mismos que precisamente le afean su obcecación con un foro de negociación que camina al ralentí y, aún, sin respuestas concretas, el president corroboró ayer que este proceso “tiene que continuar independientemente del gobierno que haya en el Estado, porque el conflicto continúa”. “Catalunya no se levantará de la mesa. Y si lo hace España, tendrá que dar cuenta de por qué lo hace. Nosotros no renunciamos a continuar este proceso para continuar exigiendo la celebración de un referéndum y la amnistía”, manifestó el Jefe del Govern, que pide tiempo para que se vayan construyendo “las confianzas entre las partes” después del paréntesis sufrido cuando se desveló el espionaje masivo a miembros del entorno independentista, incluido el propio Aragonès.
El líder de Esquerra sostuvo en que los futuros acuerdos tendrán que centrarse en “cómo se da respuesta a la voluntad mayoritaria de decidir en libertad” y “cómo se acaba con la represión”, de forma que” finalmente el Estado diga qué propuesta tiene para Catalunya. La nuestra es un referéndum sobre la independencia. ¿Cuál es la suya?”, expuso en una entrevista a la agencia ACN, matizando que hasta la fecha desde el Gobierno español solamente se han trasladado opciones concretas que únicamente “podrían servir para otros territorios donde no existe un conflicto político”. Los primeros acuerdos resultantes han sido “parciales”. En la última reunión entre sendos Ejecutivos, la del pasado 26 de julio en Madrid, se pactó dar pasos para la desjudicialización y de cara a proteger la lengua catalana en la escuela e impulsarla en ámbitos como el Senado y en la Eurocámara, compromiso este último que “se tiene que entender como una medida de construcción de confianza más que como un acuerdo sobre el fondo de la negociación”. “Es de aquellos primeros acuerdos que nos pueden permitir ver y comprobar que las dos partes tienen voluntad de avanzar”, precisó.
Aragonès explicitó que todavía está pendiente de concretar con qué instrumentos debe realizarse este primer avance. Se trata, pues, de “una carpeta abierta” que debe abordarse en las próximas semanas, y es que la Generalitat pretende que las reformas o herramientas necesarias para la desjudicialización, con múltiples causas abiertas todavía en el entorno independentista, lleguen antes de fin de año. “Se aproximan semanas de trabajo muy intenso” para poder lograrlo”, aventuró el dirigente republicano, quien, pese a las diferencias y a la ausencia de Junts en la mesa, sostiene que detalla cada paso a los líderes posconvergentes, con los que “habla constantemente”. “Yo seguiré trabajando para que se incorporen cuantas más formaciones, mejor”, dijo, emplazando a JxCat a que salga de su zona de confort, al dedicarse solo a censurar el desarrollo de la mesa, y presente una alternativa concreta a este foro si no lo estima adecuado para resolver el conflicto. Por ahora, según Aragonès, no ha puesto “pública ni privadamente” ninguna otra que sea “aplicable” y “lo que yo no voy a hacer es cometer la irresponsabilidad de abandonar un proceso de diálogo si no tengo una alternativa”.
sin cuestión de confianza
El distanciamiento entre las formaciones del campo soberanista alcanza a la CUP, con quien consensuó una cuestión de confianza a mitad de legislatura para calibrar el grado de cumplimiento de los compromisos. Pero después de que los anticapitalistas le dieran un portazo a la aprobación presupuestaria, el líder de ERC descarta someterse a este mecanismo ya que no tiene garantizado que los cuperos le ofrezcan la estabilidad necesaria para la acción de gobierno. “Si hay voluntad de dar estabilidad, tendremos que hablar de todo; pero en estos momentos no está sobre la mesa esta posibilidad”, zanjó Aragonès. “En la actual conyuntura se necesita ese escenario, sólidas mayorías para aprobar las Cuentas y sacar adelante las transformaciones que necesita el país”, valoró, lo que no significa que cierre la puerta a esta marca independentista. “La mano está tendida a las fuerzas que apoyaron la investidura y a las que han ido facilitando la aprobación de los presupuestos”, indicó, en referencia a los comunes, que sí le facilitaron su validación y con los que quiere ensanchar mayorías.