El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, consideró ayer “muy diferente” la causa judicial contra la presidenta del Parlament, Laura Borràs, por presunto fraude cuando era presidenta de la Institució Catalana de les Lletres (ILC) de los casos relacionados con la actividad política y las decisiones tomadas para la organización del 1-O.
“Independientemente de si es cierto que ocurrieron estos hechos o no, la cuestión es que los delitos que forman parte de esta instrucción son los que son”, en referencia a presuntos delitos de prevaricación, fraude, falsedad documental y malversación continuada por los que ha sido procesada Borràs, afirmó.
El president de la Generalitat aseguró que si Borràs fuera de ERC “se pondría a la institución por delante, se apartaría, defendería su inocencia y, si finalmente resuelve favorablemente a la persona, se le restaurarían las responsabilidades que había”; y subrayó en que es una decisión que le corresponde a ella y a Junts, partido del que es presidenta.
Apuntó a que hay “tiempo para ver cuál es su posición definitiva” puesto que no se ha decretado la apertura de juicio oral y ha visto un camino que el reglamento del Parlament permita la suspensión del cargo y, según él, no exija su dimisión.
Enfado en Junts
Unas palabras que no han gustado en absoluto en Junts. Así, el portavoz este partido, Josep Rius, replicó a Aragonès, que defender la presunción de inocencia de la presidenta de la cámara, Laura Borràs, es poner por delante el Parlament.
“La mejor manera de prestigiar el Parlament es defender su soberanía. No colaboraremos a hacer un Parlament a gusto de la cúpula judicial española, de las cloacas del Estado y del señor Ferreras”, sostuvo.
Fuentes de Junts consideraron las declaraciones de Aragonès como una “cortina de humo” para desviar la atención sobre el fracaso, a su juicio, de la mesa de diálogo para resolver el conflicto político entre Catalunya y el Gobierno español.
Encuentro del viernes
Respecto a esta cita, el presidente de la Generalitat consideró que la reunión “importante” de este viernes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, debe ser “un punto de inflexión” para “poder avanzar decididamente en el proceso de negociación” y “reconstruir la confianza mermada”.
Tras su último encuentro a dos el 15 de septiembre de 2021, Sánchez y Aragonès se verán nuevamente en la Moncloa, una reunión que llegará después de la congelación de relaciones entre ambos ejecutivos a raíz de la crisis generada por el caso de espionaje político al independentismo a través del sistema Pegasus.
Aragonès calificó de “importante” esa reunión, que “tiene que ser un punto de inflexión para poder avanzar decididamente en el proceso de negociación para la resolución del conflicto político”.
“Se mantiene mi convicción de que la negociación es el camino y, pese a las diferencias y la crisis generada por la gestión de Pegasus, Cataluña y la ciudadanía española merecen que este proceso de negociación pueda avanzar y encontremos soluciones políticas y democráticas”, afirmó.
El president, que dejó claro que sus principales demandas seguirán siendo la amnistía y la autodeterminación para resolver el conflicto, admitió que la “confianza está absolutamente mermada” respecto a la Moncloa y que “se tendrá que reconstruir en base a acuerdos concretos y avances reales”.
Aragonès también evidenció su “discrepancia absoluta” respecto a la gestión de la crisis de Pegasus por parte del Gobierno, ya que “no ha habido transparencia ni asunción de responsabilidades, pese al insuficiente cese de la directora del CNI”, que atribuyó no al espionaje al independentismo catalán sino al ciberespionaje que sufrió el propio presidente de Gobierno y la ministra de Defensa.