Una vez conocido el resultado de la reunión de la Ejecutiva de Junts, Pere Aragonès reaccionó asegurando que no ve ningún cambio en JxCat, a quienes pide que “respondan claramente si quieren ser Govern u oposición”.
Así lo expresaron anoche fuentes de Presidencia de la Generalitat después de que Junts haya decidido no salir por ahora del Govern y haya dado margen hasta el domingo para negociar con Aragonès.“Observamos que no hay novedades y que tampoco ha habido un posicionamiento sobre la cuestión de confianza”, subrayan desde el entorno del president.
Estas fuentes aseguran que Aragonès no conoce los detalles de la propuesta que le plantea Junts para negociar las demandas que le hacen, por lo que esperarán a analizar con detalle el requerimiento de los posconvergentes.
Por su parte, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, trasladó su “máximo apoyo” a la decisión del president Aragonès de cesar a Jordi Puigneró como vicepresident, desdeñando “el ruido” alrededor de la crisis en el Ejecutivo autonómico.
En declaraciones a los medios en el pasillo del Congreso, Rufián recalcó que la decisión del president “demuestra que cuando ERC tiene que tomar decisiones, las toma” y “no le tiembla el pulso”.
Cuestionado sobre los motivos del cese y reconociendo que son “momentos complicados”, se circunscribió a las palabras utilizadas por Aragonès, que alegó que el cese de Puigneró era “necesario” para “fortalecer” el Gobierno, y aseguró que “el ruido” en torno a la crisis del Ejecutivo catalán es “contraproducente” y “no va a fomentarlo”. “ERC está centrada en la acción de Gobierno, en ayudar a la gente, en hablar por y para la gente y lo demás es accesorio”, concluyó.
Alternativas a Junts
En el caso de que las negociaciones de este fin de semana fracasen y, en consecuencia, la militancia de Junts refrende la decisión de abandonar el Govern, Pere Aragonès y Esquerra tendrían una alternativa numérica en el Parlament que les permitiría seguir gobernando y agotar el actual mandato. Esta opción pasaría por firmar un acuerdo de legislatura con los comuns (con los que ERC tiene notable afinidad y que podrían integrarse o no en un nuevo Govern) que proporcionaría a los republicanos cierto respaldo parlamentario, y apoyarse tácticamente en el PSC de Salvador Illa para alcanzar la mayoría absoluta en las votaciones trascendentales en la Cámara catalana.
Illa ha mostrado la mano tendida a Aragonès desde el inicio de la legislatura, en un intento de romper el bloque independentista y atraer a ERC a acuerdos transversales. En esa estrategia, los socialistas, que cuentan con el grupo parlamentario más numeroso, podrían dar apoyos puntuales en el hemiciclo a un hipotético Gobierno de Esquerra y los comuns.
Más allá, que Junts abandone el Govern no significaría que rompa con todo, y los republicanos podrían seguir contando con los posconvergentes en la Cámara para todas las resoluciones e iniciativas referentes al soberanismo, así como con la CUP, tercera pata indispensable para la mayoría independentista.
No es un escenario plausible, en cambio, el de las elecciones anticipadas. Aragonès está dispuesto a replantear alianzas a cualquier precio para evitar otra convocatoria de comicios que sería una suerte de lotería y podría penalizar a ERC en el espectro del electorado más independentista.
Además, la legislatura catalana lleva en marcha apenas año y medio, un plazo de tiempo en el que Aragonès y los republicanos no han podido desplegar su programa al frente de la Generalitat. Por todo ello, la opción de volver a las urnas no está sobre la mesa en este momento.