"Con voluntad política, aún estamos a tiempo de parar esta masacre medioambiental. Por ello venimos a solicitar su apoyo, Aralar lo merece”, destacó Oihana Olaberria, alcaldesa de Arakil, al final de su intervención en la sesión de trabajo de la Comisión parlamentaria de Desarrollo Rural y Medio Ambiente celebrada a petición de EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra sobre el proyecto de gasoducto de Arakil a Lekunberri. También participó el alcalde de Larraun, Mikel Uharte y Mikel Martínez Zuazo, técnico de los ayuntamientos.
Ambos alcaldes insistieron en que “no estamos en contra de este proyecto sino del trazado” y defendieron la alternativa del Plazaola “más económica y menos agresiva con el medio ambiente”. Al respecto, señalaron que “no entendemos como un proyecto tan mal presentado y tan mal dimensionado ha llegado hasta aquí. Hemos acudido a todas las instancias y nuestras propuestas no han sido escuchadas. Las cosas pueden hacerse de otra manera. Dentro de 15 días la empresa va a poder iniciar las obras”, lamentaron.
Por otro lado, recordaron que este proyecto finalizó su recorrido judicial en el Tribunal Supremo. “No se ha entrado en el fondo de la cuestión. Se ha quedado en el tema administrativo. Nos hemos visto obligados a dar una licencia favorable, con una serie de requisitos que no se van poder cumplir”, aseguró Uharte.
Martínez de Zuazo, ingeniero que redactó el proyecto de canalización del abastecimiento de Iribas a Irurtzun, analizó el proyecto de Nedgia, una de las cuatro alternativas que se barajaron en un principio.
Al respecto, señaló que el proyecto no incluye topografía, ni estudio geológico, así como que conlleva daños por erosión, deslizamiento de taludes y pérdida de masa forestal y flora. “No hay ningún plano que dibuje la obra. La realidad de la zona afectada es otra. Los 8 metros para una tubería que aloja una zanja de 40 centímetros en zona de ladera tiene que ocupar 16 metros”, apuntó.
Asimismo, subrayó que la estimación de superficie arbolada afectada, según el proyecto de 12.247 metros cuadrados, “se queda muy lejos de los 66.000 reales, que serían unos 6.600 árboles”, añadió, al tiempo que apuntó que “la ley exige un proyecto de reforestación que no existe”. También se refirió a los acuíferos. “Se han dejado la mitad y minimizan el impacto, dicen que afectan a 5.800 metros cuando son 12.000. Tampoco se dice nada sobre cómo se van a gestionar los residuos”, apuntó. En relación al presupuesto, indicó que es de 2,7 millones de ellos, un tercio de valoración, unos 7,5 millones de euros.
Frente a ese propuesta, defendió la alternativa del Plazaola. “Evita riesgo de erosión y de deslizamiento de taludes, no hay tala de arbolado, no hay afección a acuíferos ni al paisaje, no hay gestión de residuos de madera y no es necesario reforestar. Además, es más económica, en torno a 4 millones”, aseguró.
Como una “barbaridad medioambiental” calificó el proyecto el portavoz de EH Bildu, Adolfo Araiz, quien consideró “comprensible la contestación social al existir una alternativa más barata y menos agresiva medioambientalmente”. La portavoz de I-E Marisa de Simón, también mostró su sorpresa por la declaración de impacto ambiental, tras lo que apuntó que el Gobierno “debería darle una vuelta a la situación”.
Por Navarra Suma, Miguel Bujanda opinó que el “peaje” que hay que pagar por este proyecto “no está bien dimensionado”. “Esto suena a cabezonería de alguien”.
Javier Lecumberri (PSN) se remitió al trabajo de los técnicos del Gobierno de Navarra que “realizan su trabajo de forma concienzuda y merece credibilidad”. Por su parte, Pablo Azcona (Geroa Bai) mostró su apoyo a cualquier alternativa menos gravosa desde el punto de medioambiental.