La pastelería Aramendia puso punto final el domingo a 124 años de trayectoria pastelera en Sangüesa rodeados de familiares y grandes amistades con un ambiente festivo que rodeó el local histórico donde ha transcurrido la vida de generaciones de la pastelería artesana.
Juan Pedro Aramendia y su hijo Iker se vistieron de pasteleros para la ocasión adornada con el tradicional barbo de merengue con photocall de recuerdo. Con Ana Landa, que estrena jubilación, y Argía, el cuarteto familiar se fundió en un abrazo sincero multiplicado por la vecindad que compartió el momento. Mientras se despachaban en el interior las últimas tartas , afuera bailaban las danzas. Danzas de la amistad para la despedida.