Una semana después de que la Comisión Europea anunciara sus planes de imponer nuevos los aranceles a los coches eléctricos importados desde China, el ministerio de Comercio del gigante asiático ha abierto una investigación por competencia desleal a ciertas importaciones de carne de cerdo y derivados procedentes de la Unión Europea. La acción antidumping –el dumping consiste en vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción, para adueñarse del mercado– podría afectar especialmente al Estado español, que es el principal exportador de cerdo a China dentro de los Veintisiete. De hecho, algunos analistas ya habían indicado que Pekín buscaría que las represalias por los aranceles se centrasen en los países considerados impulsores, como el Estado español y Francia.
“Los aranceles agrícolas, como los dirigidos contra el brandy francés o el cerdo español, podrían ser un castigo para los dos principales impulsores (París y Madrid) de la investigación a los eléctricos”, indicó la consultora Trivium China la semana pasada. Según esta firma, “China no quiere una guerra comercial con Europa” y avanzó que Pekín daría una respuesta “selectiva” a los aranceles tanto a nivel geográfico –teniendo en cuenta las posturas de cada país– como de sectores afectados. Por ejemplo Alemania se ha opuesto a los aranceles a los coches eléctricos.
Según datos de la patronal del sector, Interporc, el Estado exportó el pasado año más de 560.000 toneladas de porcino a China –una quinta parte de los kilos de carne de cerdo que exporta– por valor de más de 1.200 millones de euros. Asimismo, el 21% de las importaciones de cerdo totales de China proceden del Estado, por encima del volumen que compra a Estados Unidos, Brasil, Países Bajos y Canadá. “La competencia comercial es de la Unión Europea, pero nuestro deber es solventar este problema”, ha señalado esta tarde el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas. “Las guerras comerciales no son buenas con nadie y en el sector agroalimentario hay que evitarlas”, ha comentado el ministro, quien ha añadido: “Todavía no son medidas punitivas”.
Periodo de investigación
La investigación arrancará mañana mismo y podría durar un año, con una prórroga adicional de seis meses. El objetivo son los productos importados durante 2023, así como los “daños” que estas compras provocaron al sector chino entre 2020 y 2023. En el proceso se investigarán productos como carne de cerdo o casquería, tanto refrigerados como congelados, la grasa de cerdo en sus distintas modalidades –fresca, refrigerada, congelada, seca, ahumada, salada o encurtida–, así como derivados de ella o de vísceras.
“La Comisión está analizando ahora la solicitud, seguiremos muy de cerca el procedimiento en coordinación con la industria de la Unión Europea y nuestros Estados miembro”, ha indicado en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill. “Intervendremos cuando proceda para garantizar que la investigación cumpla plenamente todas las normas pertinentes de la Organización Mundial del Comercio”, ha agregado.