Arantxa Sánchez Vicario no está pasando por su mejor momento, y este martes tendrá que enfrentarse a uno de los días más difíciles de su vida en el juicio en el que está acusada, junto a su exmarido, Josep Santacana, de un delito de alzamiento de bienes por el que se enfrentan a cuatro años de prisión, además del pago de seis millones de euros en concepto de responsabilidad civil.
Apenas unos días antes de que dé comienzo el proceso, la ex tenista ha querido conceder una entrevista al diario ‘El País’, en la que se ha sincerado como nunca antes y ha revelado la dura situación económica que atraviesa.
ARANTXA SÁNCHEZ VICARIO SE SINCERA: "SACO ADELANTE A MIS HIJOS GRACIAS AL DINERO QUE ME DEJAN LOS AMIGOS"
Arantxa Sánchez Vicario ha contado en su entrevista en ‘El País’ donde encuentra el mejor refugio en estos difíciles momentos, y ha destacado que uno de ellos es la religión.
"Rezo a menudo. Y voy a poner una vela para que esto salga bien", revela la ex deportista, que también explica que son sus dos hijos, Arantxa y Leo, de 14 y 11 años respectivamente, su mayor razón para seguir luchando: "Mi vida está volcada en ellos. Lo son todo para mí, son lo que me hace seguir adelante", asegura.
Respecto a la vista oral a la que está a punto de enfrentarse, Arantxa confiesa estar “como un flan”, y confía en que después de haber confesado el error que cometió, y haber explicado que había sido víctima de su marido, la justicia le imponga una pena menor: "Estaba enamorada. Confié en mi exmarido y me he visto inmersa en esta situación. Mi error, como he dicho otras veces, fue enamorarme. Confié en la persona que tenía al lado, en mi marido, y me la jugó. No voy a tirar la toalla. No lo hice en la pista y no lo haré ahora", insiste.
En cuanto a su situación económica actual, Sánchez Vicario también se muestra muy sincera.
Vive en un piso alquilado en Miami junto a sus hijos y confiesa que a veces pasa apuros económicos debido a que la mitad de sus ingresos se los lleva el Banco de Luxemburgo, entidad con la que tiene la deuda pendiente, por lo que en algunas ocasiones se ha visto obligada a pedir ayuda a sus amistades.
"Doy clases particulares de tenis y, en ocasiones, me contratan para ayudar en la organización de torneos, o como comentarista. Estoy haciendo un esfuerzo económico brutal, que seguiré haciendo toda mi vida. Saco adelante a mis hijos gracias, también, al dinero que me dejan los amigos. Con eso voy tirando", cuenta Arantxa, que añade que le parece muy “injusto” no poder “vivir del tenis” después de todo lo que ha ganado.