Cooperativas existen en muchas zonas geográficas, pero lo que caracteriza y distingue a las de la CAV y Navarra del resto es su marcado carácter industrial y su amplia presencia en todas las actividades económicas como la energía, la digitalización, la salud o la agricultura. En esta idea coincidieron la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, y el consejero de Desarrollo Económico y Empresarial del Gobierno de Navarra, Mikel Irujo.
Los responsables de las áreas económicas de ambos gobiernos compartieron sus opiniones en un diálogo que se desarrolló durante el I Foro de Empresas Cooperativas de Euskadi y Navarra celebrado ayer miércoles en Donostia, donde valoraron su aportación al desarrollo económico de ambas comunidades autónomas, con especial incidencia en las transiciones, y su capacidad de contribuir a la elaboración de políticas económicas.
También coincidieron en defender que sus valores se trasladen al conjunto del tejido empresarial. Tapia aseguró que “el conjunto del tejido económico empieza a ser consciente de que este modelo tiene que ser parte de su ADN”, para recordar que el Gobierno vasco aprobó con una unanimidad poco usual el impulso del Modelo Inclusivo Participativo que aboga por poner a la persona en el centro y que los trabajadores puedan participar en la gestión y en la propiedad de la empresa.
Irujo señaló que también el Parlamento navarro aprobó este compromiso para “trasladar sus valores a toda la economía” además de entregar el pasado 3 de diciembre a la economía social su Medalla de Oro. Indicó que no se trata de oponer el modelo de empresa regular y cooperativo, pero consideró que “la economía social puede inspirar lo que tiene que ser la economía”.
Arantxa Tapia añadió que “llegará el momento en que no hablaremos de economía social y economía de capital, sino de economía en la que todas las personas participan” porque, en su opinión, tomar decisiones difíciles en momentos de crisis es más fácil cuando todas las personas de una organización conocen las razones por las que se adoptan.
En cualquier caso, la consejera vasca de Desarrollo Económico también advirtió de que existen aspectos que el cooperativismo puede mejorar, y entre ellos citó que sus estatutos impiden que el Gobierno vasco puedan ayudar financieramente a una cooperativa en apuros. “El ámbito cooperativo decidirá qué quiere hacer, pero hoy en día las instituciones no podemos inyectar recursos, y dejar caer a una empresa o que cierre siempre es un drama”. Por este motivo, abogó por establecer mecanismos para resolver esta situación.
Plan B
En la misma línea, Mikel Irujo indicó que las cooperativas “no tienen un plan B”. Este hecho tiene un aspecto positivo porque consolida su arraigo al territorio y el compromiso con el desarrollo económico y social del entorno en el que se enclava.
Pero también presenta un aspecto negativo y es que “no permite una inyección de capital” como ocurre con las empresas regulares, que antes de cerrar pueden cambiar de propietarios y mantener su trayectoria.
No obstante, el consejero navarro de Desarrollo Económico y Empresarial valoró la “militancia” que implica el movimiento cooperativo, mientras que Arantxa Tapia incidió en la internacionalización de las cooperativas de la CAV y de Navarra que, además, no están reñidas con su arraigo.