El 11 de septiembre de 1998, fue la primera vez que el Teatro San Agustín de Durango abrió sus puertas. Han pasado 25 años y Arantza Arrazola, programadora del espacio desde hace 21 años y trabajadora del centro cultural desde su apertura, recuerda la evolución y la trayectoria de San Agustín Kultur Gunea hasta 2023.
¿Qué es para usted San Agustin Kultur Gunea?
—Es como mi segunda casa y algo que me ha aportado mucho en mi vida. Me gusta mi trabajo y es verdad que hay que dedicarle mucho tiempo y dedicación, días que son muy complicados, pero como muchas otras profesiones. Es algo que se cruzó en mi camino y vi que me encantaba y aquí sigo, muy contenta con todo lo vivido y con todo lo que hemos ido construyendo.
Lleva aquí exactamente los mismos años que los del aniversario.
—Así es, tanto el técnico Manolo Murillo como yo estamos aquí desde el día que se inauguró. Empecé trabajando en la empresa de Julio Perugorria Producciones Teatrales, que era la empresa que en ese momento se encargaba de la asistencia técnica, taquilla, regidores, personal de carga y descarga y yo era una empleada más.
Sin embargo, pocos años después pasó a ser la programadora y dinamizadora de este espacio, cargo que sigue desempeñando.
—Al principio la gestión del teatro se llevaba desde el Museo con Joseba Aizpurua, más tarde lo hicieron tres asociaciones Berbaro, Gerediaga y Kriskitin con las figuras de Aitor Sarrionandia y Txelu Angoitia y luego salió la plaza a convocatoria pública, saqué la interinidad y de eso hace ya 21 años. Han pasado muy deprisa, como la vida. Y cierto es que yo puedo ser la cara visible, pero aquí somos un equipo y una familia.
¿Qué recuerda de los inicios?
—Por aquel entonces los espacios culturales estaban empezando a florecer. Elorrio con Arriola Antzokia y Amorebieta con Zornotza Aretoa eran dos espacios que funcionaban perfectamente y no me cansaré de decir que si algo sé de esta profesión mucho es gracias a Txano Larrañaga y Luis Javier Ugarte. Durango en aquellos años no tenía un espacio y creo que la figura de Leopoldo Zugaza también tuvo mucho que ver para que el teatro se hiciera aquí. Estaba todo por hacer, venta de entradas anticipadas, no había socios ni socias, programaciones estables ni criterios de programación.
¿Recuerda alguna anécdota en especial?
Recuerdo un día con la obra Refugiada poética. Ese día nevó y vino poca gente al teatro. Al salir la gente decía volvemos a entrar y se repite la función. Ha habido momentos mágicos y maravillosos, como cuando ves a la gente emocionada, que el público se levanta…
Más de 1.000 espectáculos profesionales y 175.000 espectadores. Se dice pronto.
—La verdad que cuando hice las cuentas tuve que volver a sumar porque es una barbaridad. Es una media de 40 espectáculos al año, al principio fueron menos, pero contando con otros más y que San Agustín no programa solo dentro sino también en exteriores son 1.000 espectáculos. Y en cuanto a los espectadores 175.000 sí y eso que no estamos en nuestro mejor momento.
¿Qué podemos encontrar en la programación especial del 25 aniversario?
Son producciones y espectáculos que en un año normal no podrían estar en este espacio. Ya sea por tema de agenda, presupuesto o por condiciones técnicas. Tenemos un escenario 9x9, para mí adecuado, pero no somos un Arriaga y jugamos en una liga inferior. Sin embargo, un año especial como éste sí que podemos jugar la Champions, hacer una inversión extra para tener más equipos, más medios… Sabemos que es un esfuerzo que merece la pena porque Durango y el teatro San Agustín se merecen tener pinceladas de 25 aniversario durante todo el año.
¿Con qué retos encara el futuro?
—No estamos en el mejor momento, ni el teatro San Agustín ni ningún otro. Después de la pandemia no se han recuperado las cifras de espectadores y nos está costando mucho sobre todo con el público familiar que prefieren el aire libre a estar en un espacio cerrado. Esto es un trabajo de granito a granito. Cuando empecé parecía que, si hacías una buena programación, comunicabas bien y dabas facilidades para la compra de entradas, lo tenías todo hecho, pero para nada. Hoy en día no vivimos el mejor momento para el teatro, por lo que tenemos que centrar nuestros esfuerzos en recuperar el público, haciendo campañas especiales de incentivación. También estaría bien modernizar un poco el teatro, butacas nuevas y un cambio, pero sin perder la esencia que tiene San Agustin Kultur Gunea.