15 de septiembre de 2021. Barakaldo-Cultural de Durango. Partido sin goles, pero con un estreno para el recuerdo sobre el verde de Lasesarre. Los focos, esta vez, no apuntaron a ningún futbolista, sino a la árbitra principal del encuentro, pues Arantza Gallastegui (Galdakao, 4-XII-1997), siete años después de iniciarse en el arbitraje y con experiencia previa en la Primera Iberdrola femenina, hizo historia a la espera de poder romper nuevas barreras.
Siete años en el arbitraje y ya ha debutado en Tercera División RFEF. La primera vasca que lo consigue. ¿Qué significa para usted?
—Para mí es un orgullo. Estoy teniendo la suerte de poder ir abriendo camino a las compañeras que vienen por detrás en Euskadi y normalizar también que una mujer esté ahí como árbitra principal sin que sorprenda a nadie.
¿Qué sintió en Lasesarre durante el Barakaldo-Cultural de Durango con el que se estrenó en la categoría?
—Intenté no pensar en que era mi debut en una nueva categoría, porque si vas con la idea de que es un partido diferente al resto, no estás centrada. En este caso, además, tuve la suerte de que vino mi aita a ver el partido al campo, también mis amigas y con los asistentes que iba tenía mucha confianza, por lo que me encontré muy cómoda.
Ahora imparte justicia en el campo, pero primero fue jugadora y después, entrenadora. ¿Por qué se decidió por el silbato?
—Solo me quedaba ver el fútbol desde esa perspectiva. Probé, me gustó y hubo un momento en el que tuve que decidir si seguir jugando o ascender como árbitra. Me la jugué a esto último y se puede decir que me salió bien la jugada, porque he ido ascendiendo una categoría por año, prácticamente, excepto en División de Honor, donde he estado dos años.
A día de hoy arbitra también en la Primera Iberdrola y ha ido sido cuarta árbitra en partidos internacionales femeninos.
—Así es. Esta es mi cuarta temporada en la Primera Iberdrola, categoría en la que soy la árbitra más joven, y el año pasado estuve en un Francia-Serbia y en un Irlanda-Grecia como cuarta árbitra, lo cual fue un premio para mí. Cuando el comité te designa para algo así es como una recompensa al buen trabajo o para motivarnos. Son experiencias únicas que se disfrutan mucho y también sirven para aprender.
¿Cómo es en el terreno de juego?
—Me gusta dejar jugar y hablar con los jugadores, pero partiendo siempre desde el respeto. No me importa explicar lo que he visto, porque pito lo que veo, pero en el momento en el que alguien me viene con malas formas, no me rebajo y dejo de mantener esa conversación con quien me viene así.
Tiene 23 años. ¿La juventud juega en su contra a la hora de ser respetada en el campo?
—Creo que muchos y muchas no saben la edad que tenemos. Me pueden ver que soy bajita y chica, pero tengo la sensación de que la edad no es algo en lo que piensen a la hora de venir a protestar, porque puedes tener veinte años y aparentar veintisiete o tener veintiocho y aparentar veintitrés.
¿Ha tenido malas experiencias con aficionados por su condición de mujer?
—Yo no he tenido casos de machismo muy duros, aunque siempre escuchas comentarios y siempre tiene que haber un listo en la grada que se dedica a desfogarse con el árbitro o la árbitra. En ese sentido habrá quienes se cohíban más a la hora de protestarte por ser chica y quienes, por el contrario, lo usen como una forma de protestarte aún más. Yo, gracias a Dios, no he tenido ningún disgusto al respecto y creo que, en general, el machismo en los campos de fútbol se va rebajando, si bien siempre hay algún comentario machista como comentaba antes al ser lo fácil con una chica.
¿Y con los futbolistas?
—Tampoco. El hecho de que haya cada vez más mujeres arbitrando en categorías superiores nos está ayudando a que ellos sean también más conscientes de que la figura y la autoridad del árbitro es la misma sea chico o chica.
¿Cómo es su preparación día a día?
—Entreno cuatro días a la semana por las mañanas, reviso y analizo los partidos para mejorar y estudio por las tardes, porque voy a hacer un máster en Envejecimiento Saludable y Calidad de Vida.
¿Cuál es su sueño en el mundo del arbitraje?
—Quiero aprovechar cada oportunidad que me llegue y seguir disfrutando, más allá de intentar llegar lo más lejos que pueda. Es un proceso muy largo, las categorías cada vez son más difíciles y esto, depende cómo quieras tomártelo, es un hobbie o un trabajo duro, porque vas a un partido y siempre va a haber gente que no esté conforme contigo, pero yo sigo disfrutando y aprendiendo a día de hoy y quiero seguir así.
¿Tiene algún referente?
—Por cercanía me fijo en Ricardo de Burgos Bengoetxea y también me gusta Del Cerro Grande, mientras que en chicas diría que Marta Frías, compañera del comité aragonés en la Primera Iberdrola.
¿El arbitraje femenino va por el buen camino?
—Sí, desde el comité nos están poniendo las pilas y cada vez tenemos más recursos para poder mejorar. El número de licencias de árbitras a nivel nacional también ha aumentado considerablemente.
¿Se verá algún día a una mujer arbitrando en la Primera masculina?
—Está ya Guadalupe Porras como asistente y creo que sí será posible ver también a una mujer como árbitra principal en la categoría, porque cada vez nos preparamos más y las condiciones de las árbitras se van equiparando a las de los árbitros. No sé cuándo, pero se verá algún día y se normalizará también.
"Cada vez nos preparamos más y las condiciones de las árbitras se van equiparando a las de los árbitros?