Ardanza, el “hombre bueno” que cogió las riendas de Euskadi “por responsabilidad”

Actualizado hace 3 minutos

Asumir las riendas de un país en el lapso de una llamada de teléfono y en las peores condiciones posibles, con la resistencia de los oponentes políticos, de los propios compañeros de partido y, lo más complicado de lidiar, con las lógicas reticencias personales ante la enorme tarea. José Antonio Ardanza estuvo a un tris de romper el carné del PNV pero “menos mal que no lo hizo”, ha valorado esta tarde Josu Ortuondo, tesorero del EBB en 1985. Ha recordado el mandato que le trasladaron tras enterarse en directo de la dimisión de Carlos Garaikoetxea como lehendakari: “Euskadi te necesita”. Juan Ramón Guevara, consejero vasco entre 1985 y 1994, ha afirmado que, tras una noche que seguro no fue plácida, “aceptó ser lehendakari por su responsabilidad con su partido y su país”. “Era una buena persona, nunca le vi apegado al poder”, ha añadido.

Pese a que el camino a transitar estaba más empedrado que nunca, Ardanza acabó siendo el lehendakari que más tiempo permaneció en el cargo, durante cuatro legislaturas hasta el 2 enero de 1999. Cuando se cumplen 40 años desde que cogió la makila el 2 de marzo de 1985, Sabino Arana Fundazioa ha acogido un encuentro que, más que arrojar luz sobre su figura, ha supuesto un viaje al núcleo solar de la persona y de su aportación política, dada la enorme proximidad con el lehendakari ohia, fallecido el 8 de abril de 2024, de quienes han tomado la palabra.

Un hilo conductor de todos los oradores ha sido que muchas de las cosas que ahora se dan por supuestas se lograron en ese largo periodo y no de forma sencilla, sino luchando contra viento y marea porque se consideraban impensables. Jon Azua, consejero de áreas sobre todo de cariz económico y vicelehendakari en diversas etapas en las legislaturas II y IV, lo ha explicado de forma gráfica diciendo que “podemos sentirnos orgullosos de la prosperidad de la que hoy disfrutamos simplemente paseando por Euskadi”.

Al servicio de la sociedad

“Hubo que reinventar el país”, con el añadido de que en el camino se cruzaron “dos de las crisis económicas más fuertes”. Azua ha apuntado a continuación la clave del éxito: que Ardanza fuera “un lehendakari con una base social, solidaria, colaborativa, que entendía la economía como una herramienta al servicio de la sociedad”. La premisa de “actuar en favor de la gente”, ha sido otra de las ideas fuerza del encuentro conducido por Jon Goikolea.

Una de las piezas que más costó encajar en el puzzle de la Euskadi contemporánea pertenecía al ámbito de la cultura y fue el Museo Guggenheim. Mari Karmen Garmendia, portavoz del Gobierno vasco y consejera de Cultura en el cuarto y definitivo mandato de Ardanza (1995-1999), ha rememorado que “fue un tiempo difícil y convulso en el que hubo que hablar con los grandes artistas vascos, Oteiza, los Chillida...”. “Se veía como una cesión ante el poderío americano –ha proseguido– pero Ardanza tuvo arrestos de seguir adelante, hablar con serenidad y trabajar en equipo”.

Garmendia ha hecho también hincapié en el impulso del euskera, incluyendo los acuerdos alcanzados con Euskaltzaindia, en una época en la que la lengua vasca “era un arma de confrontación política para atacar al PNV y los euskaltzales”. Ha concluido que “fue para mí un maestro y un amigo muy querido”, lo que ha provocado el aplauso de los presentes.

Lado personal

Los ponentes han estado muy bien acompañados, empezando por la familia del lehendakari ohia, con su viuda, sus dos hijos y numerosos nietos en primera fila, y una amplia presencia institucional como la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, el del BBB, Iñigo Ansola, la presidenta de las Juntas de Bizkaia, Ana Otadui, y consejeros como el de Seguridad, Bingen Zupiria.

El lado más personal también ha tenido cabida, y quién mejor para ello que quien fuera su secretaria personal, Pilar García de Salazar. Ha recordado que, en un contexto de gran división, Ardanza se instaló primero en solitario en Ajuria Enea en enero, y en junio su familia protagonizó “un aterrizaje forzoso, les tocó esta responsabilidad y punto”. Ha subrayado otros “hitos” como el primer gobierno de coalición PNV-PSE y el Pacto de Ajuria Enea, con su “doble objetivo de normalizar y pacificar el país, pero sin mezclarlos”. Acuerdo y rechazo de la violencia en una Euskadi “cada vez menos dependiente”