"Lo primero que pensé al acabar el partido fue en Félix Ros. El año pasado empezó de forma muy dura porque falleció de forma repentina. No era el mejor entrenador, pero era un azul de los pies a la cabeza. Tenía ese sentimiento de pertenencia terrible, inculcaba a todos los chavales, siempre estaba en El Pinar dispuesto a echarte un cable y mi primer pensamiento fue para él. Me acordé mucho de él, porque hubiese disfrutado como un enano, había entrenado a todos estos chavales y los quería un montón. Mi primer pensamiento fue para él", rememora, de manera sentida y con una voz entrecortada, José Mari Gastón, presidente del Ardoi, días después de conseguir el mayor hito del club en sus 34 años de historia.
"Al final hemos recogido el fruto de mucha gente. Hemos estado con entrenadores y directivas en peores situaciones, pero que han trabajado para que ahora nosotros lleguemos aquí y esto es parte de ellos también", agrega el directivo, que reconoce encontrarse todavía en una nube ante el aluvión de mensajes y llamadas recibidas que le han gastado la batería del móvil.
Y es que, de manera humilde y trabajadora, el Ardoi competirá la próxima temporada en Segunda RFEF. Allá por aquel mes de octubre, cuando se empieza a sustituir el césped artificial de El Pinar, hay dos personas en el club, como son Félix y Asensi, a los que se les ocurre la idea de no pintar las líneas de fútbol 8 en el campo por si un casual se produjera un ascenso de categoría. "Es una idea coherente. Y al final el sueño se ha hecho realidad. Siempre ha habido ese punto de ambición en el club", señala Gastón.
El presidente analiza una campaña en la que "caemos en un grupo, viendo la trayectoria del Ardoi, en el que equipos como el Cortes, Cirbonero o Peña Sport son candidatos a estar arriba y luego hay una serie de equipos similares que estamos ahí. Y la verdad que habíamos estado más flojos el año pasado contra los equipos de nuestro grupo y entendíamos que nos venía mejor otro tipo de juego como el Pamplona, San Juan o Txantrea".
El presidente desvela cómo fue la renovación del técnico. "Nos juntamos con Íñigo y Félix y le dijimos que siguiera hasta que él quisiera. Mientras él quiera va a ser entrenador del Ardoi. Tiene toda la tranquilidad de que no va a ser cuestionado por el año que viene. Tiene el puesto asegurado y cuando aceptaba la oferta de renovación, independientemente de la categoría que fuera, me sentí tranquilo. Es un entrenador que merece y que ojalá pueda gozar del fútbol profesional a nivel que sea. Y ojalá venga el año que viene y nos diga que se lo lleva un equipo de mayor referencia porque me alegraría mucho por él", afirma.
Por su parte, Íñigo Ardanaz, entrenador del Ardoi, reconoce que, después de llevar siete, ocho temporadas como entrenador, "me ha tocado vivir de todo y adaptarme a las circunstancias, pero estoy convencido de que nos vamos a adaptar y ser competitivos, a pesar de que será un año complicado".
La unión que se ha generado en El Pinar es propia de una familia. Todos los directivos se deshacen en palabras hacia el cuerpo técnico y la plantilla, unas palabras recíprocas, pues el cuerpo técnico también tiene mensajes hacia los directivos. "El año pasado, cuando no ganábamos, también daba las gracias por esa labor y ese apoyo que seguíamos teniendo. Yo desde el momento en el que firme por el Ardoi he intentado dar lo mejor de mí. Pero si he conseguido dar buen rendimiento es gracias al apoyo que hemos tenido desde el club. Hemos tenido mucha gente pendiente de nosotros, de ayudarnos, de estar dispuestos a facilitarnos la labor. Si no fuera agradecido con toda la familia del Ardoi estaría siendo completamente injusto. Nos han facilitado todo tipo de medios para que lo tuviéramos a nuestro alcance", reconoce el técnico.
El técnico se muestra tranquilo ante la confianza que le da la directiva de cara a la próxima temporada. "El club me ha mostrado el apoyo todos los días desde que llegué y lo he sentido siempre. Con este tipo de cosas uno tiene más tranquilidad con su trabajo, porque ser entrenador es una labor condicionada por los resultados, pero en el Ardoi no me he sentido así", finaliza el preparador.
El ascenso comenzó siendo un sueño con el inicio de la competición. Pasó a ser un premio en la segunda fase; en las eliminatorias era una posibilidad y en Lekunberri, el sueño del Ardoi se hizo realidad. El sueño, también, de Félix Ros. l