Es un duelo entre viejos conocidos. O sea, un derbi. Uno, el Arenas, es segundo en la tabla; el otro, el Gernika, es décimo quinto. Son diez los puntos de diferencia que distan entre ambos. El conjunto rojiblanco está situado en la zona de play-off y el equipo foral no logra salir de los puestos de descenso. Pero un derbi no conoce estadísticas ni se juega en la clasificación. Tiene su propia alma. Y así será el domingo, cuando las dos escuadras se reencuentren en Gobela, desde las 17.00 horas, en un partido llamado a decir muchas cosas, ya que los puntos van cobrando relevancia con el transcurrir de las jornadas. Ambos llegan a la cita rearmados gracias a sus últimos resultados, que en el caso del Arenas fue el de la victoria sobre el Beasain, también en Gobela, gracias al solitario tanto de Gonzalo Zorrilla, que se estrena y se convierte en el undécimo jugador arenero en hacer gol; y en el del Gernika, un empate sin goles frente al filial del UD Logroñés, que la semana precedente había goleado al colectivo getxotarra (5-1), en lo que fue el gran accidente en lo que va transcurrido del conjunto dirigido por Javier Olaizola, que aspira al ascenso a Primera RFEF.
Lo cierto es que el Arenas se resarció el pasado domingo con creces del golpetazo que sufrió en Logroño con su triunfo por la mínima sobre el rocoso Beasain, con lo que el equipo de Eskuinaldea vuelve a ganar en liga en su guarida dos meses después, ya que no lo hacía desde el 24 de septiembre, cuando superó a la Real Sociedad C, rival directo de los vizcainos tras encadenar siete victorias consecutivas. Sumar los tres puntos de nuevo en Gobela era el gran objetivo de los rojinegros a corto plazo, como así lo reflejó el propio técnico. “Sabíamos que cinco de estos ocho partidos (cuenta el programado ante el Gernika) los jugábamos en casa y necesitamos volver a ganar porque también es un mensaje para los rivales. Tenemos que ser fuertes en casa si queremos conseguir el objetivo marcado a final de liga y hacer un llamamiento de que no es fácil ganar aquí”, indicó Olaizola, que también se detuvo en un dato que deja en buen lugar a su equipo: “Cuando dejamos la puerta a cero nunca perdemos, lo que dice que tenemos gente arriba con calidad. Nuestro fuerte es el fútbol combinativo y cuando nos contagiamos del juego directo del rival nos cuesta mucho”.
El Gernika, así las cosas, está avisado de lo que se encontrará en Gobela. Aitor Larrazabal, su técnico, ya tiene puesto el foco en un derbi en el que el conjunto foral, que está de luto por el fallecimiento reciente del padre de Gorka Iraizoz -segundo entrenador y exjugador del Athletic-, confía en mantener su buena racha lejos de Urbieta. No en vano, este Gernika ha sumado ocho de sus trece puntos como visitante, una realidad que dice que en sus dos últimos desplazamientos ha sido capaz de empatar en Tarazona, uno de los clubes poderosos del grupo II de Segunda RFEF, y de ganar en Alfaro. Son resultados que reiteran la ligera mejoría que ha cogido el equipo de Larrazabal, que el pasado domingo jugó mejor que el filial del UD Logroñés, pero al que no fue capaz de hacer gol, un debe que tiene que corregir. Es la misión de un Gernika en el que milita Jon Vega, que ejerció el curso pasado en el Arenas, y el joven delantero Eneko García, procedente del Romo. Es uno de los morbos que ofrece el duelo y al que se suma el del hoy rojinegro Asier Arana, que la liga anterior defendió la camiseta blanquilla.
VESTIMENTA CONMEMORATIVA
El Gernika ya luce la camiseta conmemorativa de su centenario, que celebra a lo largo de esta temporada. El club foral ha apostado para ello por sendas vestimentas que recogen pasajes del emblemático cuadro Guernica de Pablo Picasso y que denuncia el bombardeo de la villa foral en 1937. Las camisetas están diseñadas para recordar los cien años de vida de la entidad y se pondrán a la venta en próximas fechas en el sede del club y en la tienda de deportes Alkar de Gernika, al precio de 35 euros. Foto: Gernika C.F.