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Aretxabala: “Los dos terremotos de M7,8 y M7,6 de Turquía equivalen, cada uno, a más de 7.500 terremotos como el de Lorca en 2011”

El geólogo Antonio Aretxabala analiza el brutal temblor que ha sacudido Turquía y Siria y que deja miles de muertos. Aquí repasa las claves del seísmo
Servicios de emergencias trabajan en los edificios de Kahramanmaras. | FOTO: EFE
Servicios de emergencias trabajan en los edificios de Kahramanmaras. | FOTO: EFE

¿Por qué ha ocurrido un terremoto de esta magnitud e intensidad entre Turquía y Siria?

–Es una de las zonas de más sismicidad de todo el planeta. Ahí justo converge la placa de África con la placa euroasiática, que viene desde Azores, Gibraltar, sube por el Mediterráneo, pasa por la bota de Italia, por Grecia, se rompe en pedazos en Turquía y llega hasta la India y hasta el Tíbet. Esto se mueve a una velocidad de unos 4 centímetros al año, que es la velocidad a la que nos crecen las uñas. Lo que ocurre es que en la Anatolia hay varios trozos rotos con varias subplacas que tienen sus movimientos con fracturas muy grandes. Aquí se va acumulando mucha energía porque unas siguen ese movimiento hacia el norte pero otras se mueven en otras direcciones. Hay una enorme tasa de fricción y se va deformando la corteza. Tenemos dos ramales de la falla de Anatolia, la norte y la este. Esta última es la que se ha activado.

Los datos son brutales.

–Los terremotos M7,8 y M7,6 han roto una superficie de más 200 kilómetros de largo y unos 30 de profundidad. Han provocado un desfase de energía equivalente a más de 7.500 terremotos como el de Lorca del año 2011 cada uno. Y eso ha ocurrido durante minuto y medio. Si hacemos un cálculo para focalizar el hipocentro, aparece a 18 kilómetros de profundidad, es decir, es un terremoto muy cerca de la superficie y apenas hay capas para amortiguar el impacto. La consecuencia es que en superficie tenemos un violento movimiento vertical y horizontal del terreno. Las ondas causan un movimiento impetuoso, además en una zona habitada por unos dos millones de personas. Y todo eso se extiende en horizontal y vertical. Es decir, se ha extendido a una zona que equivaldría a la superficie de Asturias, Cantabria y Bizkaia que ha estado sometida a un vaivén, como un flan y que sería unas cinco veces superior a lo que se vivió en 2020 en Pamplona en la famosa noche de los terremotos, pero durante minuto y medio. Eso en la parte grande de una diana de 400 km. Pero en el centro de la diana, se ha producido una aceleración de la gravedad de 1,8g (unas 36 veces más), y eso no hay edificio que lo soporte. Debemos entrar a analizar las medidas de construcción sismorresistentes que se tomaron en Turquía. En roca dura dicha norma prevé una medida de 0,5 g, la mitad de la aceleración de la gravedad. Ya habían tenido un gran terremoto en Izmir (17.000 víctimas) en 1999, una ciudad costera que no está lejos de Estambul y donde ya tenían que adoptar medidas. Estos terremotos tan destructivos se van acercando cada década a la zona metropolitana de Estambul. En los próximos 30 años un evento de estas características tendrá lugar dentro de la zona que podría tocar a Estambul y entonces tendríamos una catástrofe europea.

Se trata de un episodio en el que no había habido avisos previos.

–La sismicidad la intentamos explicar con tres patrones: el primero sería terremoto principal y luego réplicas; el segundo sería con terremotos premonitorios y luego llega el principal y un tercer patrón que sería el enjambre sísmico, donde no se puede distinguir principal de secundarios. El ocurrido en Turquía es claramente del primer tipo. Viene sin avisar, a partir de ahí se produce una perturbación de la corteza y lo que hay son réplicas. En este caso han sido muy importantes. El terremoto principal es de magnitud 7,8, luego vino una réplica de 6,7, otra de 7,6 y luego hemos tenido una de 6 y varias de 5 alto.

Esas réplicas han seguido dañando el terreno y los edificios.

–El hecho de que hayan quedado edificios en pie no quiere decir que puedan seguir teniendo servicios en el resto de la vida que les podría quedar. Pero un porcentaje muy elevado de esos edificios que siguen en pie tendrán que ser derribados y muy pocos se van a salvar. Alguno podrá reforzarse y otros quizás solo con arreglos. Me temo que con una aceleración de 1,8g serán muy pocos, porque están calculados para resistir una aceleración que sería una cuarta parte y en algunos casos ni eso porque pertenecerán a épocas anteriores a esas normas sismorresistentes.

Por mucho que esas normas se cumplan a rajatabla, ninguna tiene prevista esos valores.

–No conozco ninguna norma, ni la japonesa, ni la chilena, que serían los países con mayor actividad sísmica, que tengan normas con aceleración básica por encima de 0,7g teniendo en cuenta que fuera el peor de los terrenos. Los países más sísmicos parten de 0,5-0,7g, que es una norma ya muy ambiciosa. Un 1,8g de aceleración de la gravedad equivale a la vivida por máquinas y astronautas en el inicio del despegue de un cohete espacial.

Este sismo entra en la historia.

–Sería de los terremoto con mayor aceleración registrados. Es el más dañino de los de influencia europea. En 1755 se produjo un terremoto de magnitud 8,8 que causó la gran destrucción en Lisboa, pero en aquella época no existía el concepto de aceleración ni de magnitud. Ese sería el más destructivo ocurrido en Europa. Los datos de aceleración básica del terreno son comparables al M9,1 ocurrido de Fukushima en 2011 y alguna de sus réplicas de 7,8. El terremoto conocido más grande de la historia sucedió en Chile con M9,5 en 1960. Provocó 1,8g de aceleración de la gravedad, es decir, similar al de Turquía aunque ahora tenemos una red mayor de acelerómetros y podemos tener más datos y ser más precisos.

Pueden seguir ocurriendo réplicas similares con el paso de los días, semanas y meses...

––No se pueden descartar. Sabemos que va a haber gran sismicidad. Tampoco esperábamos que una de las réplicas alcanzara 7,6, que fue al día siguiente. La sismicidad es muy contagiosa. Es contagiosa porque desestabiliza mucho el terreno. Hay que darse cuenta que un terremoto así es como si cayeran miles de bombas atómicas en un mismo área en un minuto. Eso desbarata todo el nivel tensional de la corteza en la zona, cambia los niveles freáticos, todo el estado tensional de los estados líquidos, sólidos y gaseosos. Esa transferencia de esfuerzos se va pasando de unas zonas a otras. Siempre, el 100% de las veces, hay una reactivación en horizontal y en vertical. Empizan a animarse otras fallas pequeñas y si tenemos muy mala suerte se reactivan fallas grandes. El miedo que se tiene ahora es que se reactive la falla norte de Anatolia, que es la que toca a Estambul, pero por ahora no se han percibido movimientos ahí aunque sí se están dando temblores en el sur, hacia Chipre. Incluso ha habido un 4,1 en Israel. Todos los países de alrededor están alerta.

¿Qué exigencia conlleva que la norma sismorresistente marque un mayor o menor número de exigencia en la aceleración de la gravedad?

–El acero es el elemento estructural que aguanta los esfuerzos de tracción. Los esfuerzos de compresión los aguanta muy bien el hormigón, que es un elemento pétreo, pero no aguanta la tracción. Sin embargo, aunque el acero sea caro, más caro va a ser reconstruir en caso de que ocurra un evento sísmico. En Lorca vivimos esto, donde se acusaba a los arquitectos de construir mal. Pero solo cayó un edificio moderno. Lorca contemplaba un 0,12g como norma sismorresistente para construir, y llegabas a 0,16g si el terreno era más débil, como un flan, más geotécnicamente sensible. Eso exige una mayor armadura, estribos y atado. Pero resulta que el terremoto alcanzó 0,36g y 0,41g, lo que cuadruplicaba la expectativa de la norma. Lo que había que revisar era la norma.

Cambia la norma según el lugar.

–En Navarra hay que cumplir en la construcción una norma que marca 0,04g de aceleración de la gravedad. En el año 2012 hubo una actualización que no es de obligado cumplimiento, es solo una recomendación, que indica un 0,09g. Pero nosotros tenemos un experimento en toda la ciudad, como si toda la capital fuera un laboratorio, que ocurrió el 10 de marzo de 2017 a las 8.45 horas. El acelerómetro de Pamplona cuadruplicó la expectativa de la norma, porque el terremoto M4,4 de Olave que impactó en la ciudad, tuvo una aceleración de 0,16g. Esto tiene dos caras. La buena es que casi fueron cosquillas en las edificaciones, no hubo daños estructurales pese a cuadruplicar esos datos; la mala es que si un terremoto como aquel con epicentro en Olave de magnitud 4,4 produjo una aceleración de 0,16g, ¿qué podría pasar con uno de magnitud 5 o 5 y pico que sí se podría dar aquí cerca por el tamaño de fallas que tenemos?

2023-02-12T18:12:07+01:00
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