Argentina avanza tras pasar de la siesta a la angustia

Argentina, con el guardameta Emiliano Martínez como salvador en el minuto 97, se medirá a Países Bajos en cuartos de final tras vencer 2-1 a Australia en un partido que se le complicó como y cuando menos lo esperaba. Después de caer en octavos en la Copa del Mundo de 2018 ante la campeona Francia (3-4), el rival en esta ocasión invitaba a un moderado optimismo en el seno de la albiceleste, pues solo una vez en la historia de los mundiales, en 2006, había conseguido Australia figurar en una ronda en la que cedió entonces por la mínima contra Italia (0-1) y en la cual volvió a morder el polvo anoche por un gol de diferencia debido, en última instancia, a un vis a vis de Kuol con el cancerbero argentino del que salió vencedor el portero del Aston Villa.

Fue el cierre más tenso y dramático posible para un encuentro que se alocó en los minutos finales después de que Argentina lo tuviera controlado de cabo a rabo durante más de una hora tras un insulso primer tiempo en el que emergió la figura de Leo Messi para dar a los de Scaloni el 1-0 de la nada. Corría el minuto 35 cuando el astro del París Saint-Germain, que alcanzaba el millar de partidos como profesional, recogió una dejada de Otamendi dentro del área para enviar un sutil pase a la red con su inimitable pierna izquierda. El disparo de rosca a ras de césped al palo largo, marca de la casa, puso por delante a Argentina en su primer y único remate entre los tres palos antes del paso por vestuarios. Sin lanzamientos a puerta, por su parte, acabó la primera mitad una timorata Australia que, una vez dada la sorpresa en el Grupo D al acompañar a Francia como segunda y dejar por detrás a Túnez y Dinamarca, alcanzó el tiempo de descanso sin poder inquietar lo más mínimo al portero argentino.

Como un espectador más permanecía Emiliano Martínez mientras los hombres de Scaloni encaraban la segunda mitad sin querer correr el más mínimo riesgo en defensa. Nadar y guardar la ropa, que se dice. Demasiado tenía Australia con intentar pasar de medio campo ante su manifiesta dificultad para dar dos pases seguidos y encontrar en condiciones favorables a sus delanteros, pensó el combinado argentino, sabedor de que en cualquier momento podía llegar un nuevo chispazo arriba que le pusiera aún más en franquía el choque.

Lo que nadie, pocos al menos, podían imaginar es que ese chispazo lo originaría el cancerbero australiano. Ryan, con pasado en clubes de LaLiga como el Valencia y la Real Sociedad, regaló el 2-0 al borde de la hora de partido en una acción impropia de unos octavos de final de un Mundial. Le confío el esférico un compañero de zaga en una rutinaria salida del balón, trató Ryan de zafarse de la presión de De Paul con un regate a todas luces innecesario y Julián Álvarez aprovechó la ocasión para colarse entre medias, robarle la cartera y embocar a la media vuelta a puerta vacía. El envite parecía visto para sentencia.

La realidad, sin embargo, fue bien distinta. Creyó Argentina tener ante sí una alfombra roja hacia los cuartos de final, pero el encuentro se le complicó por sorpresa al paso del minuto 77 con un tanto en propia puerta de Enzo Fernández, quien desvió sin fortuna un disparo lejano del revulsivo Goodwin.

Drama final

El remate desde fuera del área del jugador del Aledaide, que se iba fuera, golpeó en el cuerpo del centrocampista argentino y el cambio en la trayectoria del cuero sorprendió a Emiliano Martínez y a toda Argentina, que tuvo que frotarse los ojos al ver que el luminoso reflejaba un apretado e inquietante 2-1 con más de diez minutos por delante, sin contar el tiempo de añadido. El accidente en forma de gol, cómo no, puso en alerta a la albiceleste y espoleó a Australia, que adelantó líneas y buscó con todo la portería rival.

Tanto fue así que el lateral Behich se disfrazó de Maradona en el 81 para dejar atrás a cuantos rivales le salieron al paso y plantarse delante del portero, pero Lisandro, in extremis, logró repeler un disparo con marchamo de gol que acabó en córner y en primer gran susto para la hinchada albiceleste, que acabó pidiendo la hora. Pudieron evitar la inesperada angustia final a su país Lautaro y Messi, pero ambos perdonaron y dieron otra vida extra a Australia, que tuvo el 2-2 en el minuto 97. Emiliano Martínez, con una estratosférica intervención en la corta distancia, detuvo en dos tiempos el disparo a la media vuelta de Kuol y selló, con suma angustia, un agónico triunfo que mantiene a Argentina viva en la lucha por llevarse el Mundial.

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