Donostia – Como si de los eslabones de una cadena se tratara, el caso que sitúa presuntamente a Miguel Ángel López como parte de una supuesta trama de dopaje y de tráfico de medicamentos encabezada por el Dr. Marcos Maynar, está activando numerosas reacciones. Al comunicado del Astana que anunciaba la despedida de López por su “probable” conexión con la trama antes citada, se sumó recientemente la voz de Alexandr Vinokurov, mánager general del equipo kazajo. Cuando se le cuestionó sobre la situación de López y la decisión del equipo, Vinokurov aseguró que “tenemos reglas dentro de nuestro equipo y, si no las sigues, estás fuera”. Lance Armstrong, el hombre al que retiraron sus siete victorias del Tour de Francia por dopaje, –descubierto por las autoridades después de que sus excompañeros delataran al texano ante la Usada, que demostró que se había dopado sistemáticamente para obtener sus logros, algo que Armstrong confesó en una entrevista a Oprah Winfrey en 2013– respondió con sarcasmo e ironía a las palabras vertidas por Vinokurov alrededor del caso López. Fue un modo de recordarle su pasado.
“Espera, ¿Vino sigue aún por aquí y encima al cargo? Jesucristo bendito”. El vínculo entre el ciclismo y el dopaje no es precisamente nuevo. La relación resulta enciclopédica. Armstrong quiso recordar con ese comentario en las redes sociales la figura de Vinokurov, positivo por una transfusión sanguínea en el Tour de 2007. El kazajo fue sancionado con dos años sin competir.