Arnau París, el concursante que más se ha curtido en el foso de "MasterChef", ha ganado la novena edición en una final con acento catalán en la que competía con su paisana Meri y a la que ha llevado un menú basado en el producto y los payeses con platos que bebían de la cocina tradicional catalana.
Este barcelonés de 32 años, que cumplió su promesa de cortarse la trenza que lucía desde su entrada al concurso de La 1 si llegaba a la final, ha recibido así el impulso para cambiar su trabajo como comercial de la empresa familiar para abrir un restaurante en una masía con el que quiere "vincular a la gente con el origen del producto y lo que come", ha explicado.
En ello ha basado el menú Origen con el que ha convencido tanto al jurado formado por Samantha Vallejo-Nájera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz como al triestrellado David Muñoz (DiverXO, Madrid), compuesto por coca de recapte con crema de pimiento, berenjena asada y caballada marinada; carabinero con salsa chili crab, pichón en dos cocciones y aire de cilantro, y crema catalana en texturas con crumble de carquiñolis y helado de moscatel.
"Mis cuatro abuelos eran payeses y aprendí con ellos esa cultura gastronómica en torno al producto, la siembra y la recolección, de la que creo que hoy nos hemos desconectado", ha expuesto el concursante que más veces ha pasado por el foso o pruebas de eliminación en esta edición.
David Muñoz, quien ha anunciado que en octubre abrirá en Madrid un nuevo restaurante que "no tendrá nada que ver" ni con DiverXO ni con Streetxo ni con Goxo (sus tres negocios actuales), le ha dedicado elogios como "plato espectacular, de cocinero fino" o "postre bien pensado y bien ejecutado".
También tuvo alabanzas para el menú Memoria de la barcelonesa Meri Rodas, fisioterapeuta y estudiante de Medicina de 24 años, concursante que ha aprendido en "MasterChef" a superar sus inseguridades pero que ha tenido algunos fallos tanto en el entrante (sopa de cebolla) como en el postre (requesón con confitura de rosas y sorbete de frambuesas) pero ha brillado con su canelón de pato con esferas de nabo negro.
Arnau se ha hecho así con el título de ganador del concurso, 100.000 euros en metálico, la publicación de su recetario y la realización de un curso en el Basque Culinary Center.
Fue él quien consiguió ser el primer duelista sin sorpresas, por su concentración en el cocinado y porque el propio Pepe Rodríguez lo anunció incluso antes de probar la elaboración de quien resultó segunda clasificada, Meri. El comercial catalán dedicó el plato a sus padres, supervivientes ambos de cáncer, una historia que llenó el plató de lágrimas.
En la primera prueba de "Seguir al chef" dedicada a un postre en estas nueve ediciones, los finalistas han tenido que imitar los pasos del jefe de creatividad de EspaiSucre (Barcelona), Ricard Martínez, quien no les ha dado tregua a la hora de replicar red, su versión dulce de la tradicional sopa borsch rusa con doce elaboraciones protagonizadas por remolacha y frambuesa.
Se impuso a una Meri a la que se le resistió el caramelo pero logró sobreponerse, una María que no dejaba de preguntar dudas a sus compañeros, que confundió ingredientes y cuyo postre fue criticado por el jurado por su falta de finura y su similitud con una ensalada y un Fran cuyos nervios han quedado patentes en su gesticulación. Tanto él como María fueron además penalizados por pedir un ingrediente prestado.
No menos dura fue la prueba de exteriores, con el magnífico escenario del guipuzcoano museo Chillida Leku y un jurado de excepción compuesto por cocineros que sumaban 25 soles Repsol, como Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Elena Arzak (Arzak), Aitor Arregi (Elkano), Diego Guerrero (DSTAgE) o Carolina Sánchez (Ikaro), y la directora de la Guía Repsol, María Ritter.
Los tres finalistas se repartieron seis platos de Eneko Atxa, con tres soles y otro más sostenible en Azurmendi: ostras y olivas, tarta de trufa, guisantes lágrima, gel de ibérico y bizcocho aireado de tirabeques; cocochas al pil-pil, carne de puchero, caviar y estofado de rabito en tempura, y cuajada de hierbas granizada y aire de miel y milfores.
A Fran se le atragantaron desde la limpieza de las ostras hasta el pil-pil, lo que ha hecho que se marchara, llorando y muy agradecido por un programa con el que aspira a cambiar su trabajo como camarero en Cuenca para cocinar en su propio negocio: La Cantina de Fran.
También se ha quedado fuera por fallos como quemar las tartaletas la otra manchega de la final, María, pese a ser la favorita de Pepe Rodríguez. Meri, que superó alguna complicación con el aire de miel, reforzó el acento catalán del duelo final tras 13 semanas de competición.