Arranca el curso puente de la Lomloe con la Ley Vasca de Educación en el horizonte

Las vacaciones han tocado a su fin y comienza el curso escolar. Este jueves más de 360.000 estudiantes se incorporarán a las aulas en Euskadi ya sin mascarilla, ni grupos burbuja. Se da la paradoja de que la mascarilla se ha convertido en un mal recuerdo de la pandemia y esta vuelta al cole será la más-carilla del último lustro debido a la inflación provocada por la invasión de Ucrania.

Se podría aludir al curso que arranca como curso poscovid, pero dada la coyuntura podría recibir otros nombres, como año uno de la ley Celaá e incluso el curso la Ley Vasca de Educación. Este último apelativo dependerá de que el Pacto Educativo alcanzado el pasado mes de abril por el 90% del arco parlamentario desemboque en primavera de 2023 en el articulado de la Ley que regirá el futuro de la Escuela Vasca o, mejor dicho, del Sistema Público Vasco de Educación. Un nuevo sistema netamente gratuito, sin cuotas y sin segregación, en el que todos los centros sostenidos con fondos públicos (públicos y concertados) deberán garantizar una presencia equilibrada del alumnado vulnerable.

A pie de aula, este curso llega marcado por la incertidumbre ya que los centros no han tenido el tiempo necesario para adaptar los contenidos y la metodología a la reforma educativa, conocida como ley Celaá. La tardanza del Ministerio de Educación en alumbrar los nuevos curriculum Lomloe (el Decreto de Bachillerato no se publicó hasta abril) no ha dado tiempo material a muchas comunidades autónomas, entre ellas Euskadi, a aprobar sus propios currículum. No obstante, el Departamento de Educación expuso toda la información relevante del borrador del Currículum Vasco a los centros escolares hace algunos meses con el fin de que pudiesen planificar este curso lo antes posible.

En paralelo, alrededor de 2.000 docentes recibieron formación para conocer los principios que rigen la Lomloe y facilitar la implementación del propio diseño curricular. Entre otros, ahondaron en aspectos clave de la reforma como la formación colaborativa del profesorado, el liderazgo pedagógico, el cambio metodológico, la co-docencia, la planificación escolar, el ámbito emocional y la evaluación formativa.

Sin prisas por aplicar la Lomloe

Ahora llega la hora de la verdad. Y todo apunta a que este curso no habrá cambios sustanciales respecto de lo que se venía haciendo hasta el momento. Y además, como apuntaba el consejero Jokin Bildarratz en su última entrevista en NTM, tampoco existe una presión añadida por acelerar el cambio de un modelo pedagógico que llevará años.

Bildarratz se expresaba así en julio: "Entendiendo el estrés y los nervios que generan estos cambios, lo que queremos trasmitir al profesorado es que el cambio de modelo no se hace en dos o tres meses por mucho que se apruebe un decreto en un día, se hace en años". Y en este sentido restaba tensión al clima de desconcierto que se ha instalado en muchos claustros, asumiendo que "quizás en algunos casos habrá que trabajar con los temarios del año pasado. Da igual, lo importante es que el trabajo por competencias, por ámbitos y que el alumnado vea que lo que aprende será útil en su día a día ha llegado para quedarse".

Así, la implantación de la ley Celaá será gradual. Las modificaciones entrarán en vigor este año en los cursos impares de cada etapa (es decir, 1º, 3º y 5º de Primaria; 1º y 3º de la ESO; y 1º de Bachillerato) para extenderse ya al resto de niveles el curso siguiente. Además, Euskadi no parte de cero ya que el aprendizaje por competencias de la reforma ya se viene desarrollando en la Escuela Vasca durante los últimos años. No obstante, se anima a los centros a que, de una manera gradual, implementen el trabajo por ámbitos (en lugar de materias o áreas), en especial en la Educación Primaria y en el primer ciclo de la ESO.