Arranca el examen de conducir con el freno de mano puesto y lo que pasa después es un desastre

Si cualquier examen pone nerviosos a buena parte de los que se presentan, el práctico de conducir pone a prueba los corazones de muchos de ellos, conscientes de que, si no incumplen las normas de tráfico a partir de que lo obtengan, no tendrán que pasarlo nunca más en toda su vida, lo que añade todavía más presión.

El momento de arrancar el examen

El momento de arrancar la prueba es uno de los más críticos, ya que olvidar uno de los pasos básicos puede hacer que el examinador o examinadora sentencie casi de salida al alumno. Ponerse el cinturón, regular y mirar los retrovisores, coger el volante con las dos manos, arrancar y meter primera para que el coche emprenda la marcha suavemente… Todo parece muy elemental, pero los nervios a veces traicionan a quien tiene que superar el examen.

Es lo que le ha pasado a un joven que afrontaba el inicio de la prueba y que cometió uno de esos fallos que hacen empezar con muy mal pie el examen práctico. Lo ha contado su profesor de autoescuela, que se encontraba en el coche junto a él y lo presenció todo.

Olvida quitar el freno de mano

“No os podéis imaginar lo que me acaba de pasar en el examen. Hemos empezado el examen y al alumno se le ha olvidado quitar el freno de mano, con los nervios se le ha olvidado”, explica el profesor, que tiene 350.000 seguidores en su cuenta de TikTok @autoescuelamikel

Es entonces cuando comenzaba a sonar dentro del coche una especie de música, unas señales acústicas que sirven para advertir al conductor de que ha olvidado algo. “Eso significa que no te has puesto el cinturón o que no has quitado el freno de mano”, desvela el profesor.

El examinador intenta ayudar

El examinador, tratando de echarle una mano y de que el alumno se diera cuenta, le decía: “¿Y esa musiquita qué es?”. Pero el joven, con los nervios a flore de piel no era capaz de entender lo que pasaba. El examinador insistía, dándole una nueva oportunidad: “¿Qué será, será la radio?”. Y el alumno, desconcertado, pensaba que efectivamente sería la radio y procedía a apretar el botón que la enciende y apaga. Pero la radio estaba apagada y lo que el alumno conseguía con su acción era “ponerla a toda marcha. Y ya se ha asustado y la ha liado”, revelaba el profesor, anunciando que el joven había quedado sentenciado sin ni siquiera haber comenzado a mover el coche.