Artola e Imaz asaltan el planeta de los sueños

Suma y sigue. Iñaki Artola y Ander Imaz son ingobernables. Trotan más allá de la esperanza. Lo suyo es tangible. Por sus venas, litros y litros de realidad. La victoria de este domingo en el frontón Beotibar de Tolosa supone su quinto 22 consecutivo en el Campeonato de Parejas. Las matemáticas, artes tan abstractas como radicales, observan su primavera en pleno enero. Porque van a contrapelo. Porque nacieron con dudas, pero con arrestos, con confianza en ellos mismos, la del obrero que tiene que sacarse las castañas del fuego cada final de mes aunque la cruel economía le estruja el pescuezo, levantan los brazos. Porque cada uno de sus trabajados triunfos nace de la conciencia espartana más que del fogonazo deslumbrante. Mono lleno de grasa tatuado en la piel.

Y, en plena euforia, apunten: seis puntos en siete partidos. Y su candidatura a las dos primeras plazas del Parejas, que dan acceso a las semifinales sin pasar por el trance suicida del play-off, gana muchos enteros. Aguarden, aún hay más: Jaka-Mariezkurrena II parecen inaccesibles, a dos triunfos con tres partidos por jugar; pero empatan con Peio Etxeberria-Zabaleta, en pleno bache, y están citados en la última jornada de la liguilla de cuartos de final el 17 de febrero en el Labrit. Lo que hace un par de semanas parecía un espejismo, hoy es certeza. Asalto al planeta de los sueños.

Victoria de Artola-Imaz sobre Ezkurdia-Tolosa en el Beotibar de Tolosa (11-22). Pedro Martínez

Y si la cruda realidad aúpa a Artola e Imaz, al mismo tiempo devora a los ya prácticamente eliminados Joseba Ezkurdia y Xabier Tolosa, inermes ante unos adversarios mucho mejor plantados. Porque el alegiarra estuvo afilado –encontró un tesoro en el txoko que descerrajó el partido– y potente en defensa, mientras que el oiartzuarra se mostró sólido, dominador y expeditivo. Se tomó la libertad, incluso, de buscar remates preciosos: como la dejada al txoko del 4-2 que levantó al Beotibar y el dos paredes del 10-15. 

Al final, se trata de la confianza. La enorme de unos y la que les falta a los otros. Del color al blanco y negro. Se trata de los estados de ánimo. Se trata de responder con personalidad a un perpetuo ¿por qué no? Sí, porque sí, porque Artola e Imaz vienen a tumba abierta con la algazara turbulenta de las herraduras de los caballos encabritados. Salvajes. Lanzados. Aquí estamos. Atronadores.

Tacada de oro

Ocurre que dos fallos azules abrieron la contienda. Ezkurdia y Tolosa descorcharon con buenos síntomas tras diez jornadas de irregularidad endémica. Estuvieron 4-1 y 5-2. Y en un parpadeo, cuando parecía que el envite disponía de cierta pimienta, Artola vio el boquete. Estaba en el rincón. Afinó la parada. Escuadra y cartabón para desatascar. Iñaki encontró oro. Se dispararon con una tacada de diez tantos: del 5-2 al 5-12. Cuatro de ellos murieron de la zurda del alegiarra. Entretanto: trabajo, mucho, de los de Baiko, dos saques consecutivos, bombardeo de Imaz y zozobra colorada. Ezkurdia, totalmente desdibujado, romo, no fue capaz de imponer su ritmo.