Solidez. Puro cemento. Iñaki Artola y Ander Imaz vuelven por sus fueros. Se miran al espejo del Campeonato de Parejas, donde llegaron a las semifinales demostrando una capacidad de resistencia terrible frente a combinaciones a priori con más caballos. Como hoy en el Ogueta. Son los primeros finalistas de La Blanca.
Rescatado el zaguero de Oiartzun para las hostilidades de la primera semifinal de la feria a última hora por la baja de Jon Mariezkurrena -lesionado en la mano derecha el domingo en Bera-, solventó la papeleta con matrícula de honor. Los datos están ahí. En un frontón como el de Gasteiz, tremendamente duro para los guardaespaldas, emergió con cuatro tantos, sacándole lustre a una derecha potente cuando ataca en la órbita del cuadro cinco, y sin mácula en su cuenta de resultados. Imaz, de hecho, puso el cierre a una contienda desnivelada desde el ecuador con un pelotazo potente a la zaga que Jon Ander Albisu no fue capaz de controlar su derechazo nervioso y eléctrico.
El oiartzuarra mezcló a las mil maravillas con un Artola que puso más trabajo que arquitectura. Tanto al alegiarra como a Unai Laso les costó encontrar las líneas, salvo en contadas excepciones, cuestión que endureció la primera mitad del choque. En el 9-7 se contabilizaban 300 pelotazos a buena, mientras que el resto de la eliminatoria se zanjó con poco más de la mitad. Eso sí, a partir de entonces, Iñaki se desquitó.
Romo en ataque
En ese inicio duro se le secaron las ideas a Laso, romo a la hora de buscar el remate. Apenas cruzó el de Bizkarreta-Gerendiain. También le costó sacar a relucir la potencia de su sotamano para abrir huecos en la pareja rival. Sin vías de agua en los guipuzcoanos, el subcampeón del Manomanista sufrió para canalizar el arrojo de su ansia carnívora. Apagado el fuego del errotarra, Artola acertó con zarpazos largos y potentes, más profundos que ajustados, con el objetivo cumplido de sacar de sitio a su homólogo. No obstante, como sucedió el sábado en Ezcaray en el partido correspondiente al Masters CaixaBank ante el mismo adversario, el guipuzcoano trabajó para talar el árbol durante la primera mitad para, después, afinar el punto de mira y agregar picante cerca del frontis.
73 pelotazos
Ocurre que en las tablas de contracancha se cantaron posturas de favoritismo hacia Laso y Albisu ante la novedad de la entrada de Imaz. Otro gallo habría cantado de haber estado Mariezkurrena II, según contaban los artekaris. Así las cosas, la fiabilidad colorada cambió los momios en 73 pelotazos, los que tardaron en poner el 3-0 en el luminoso gasteiztarra. El 2-0 fue un derechazo de Ander desde el cuadro cinco que puso la pelota a botar en el ocho. Albisu no pudo devolverla de botivolea con la espalda en el frontis.
Una pequeña reacción de Laso cambió los aires del Ogueta. El navarro aprovechó un cortadón de Albisu, clave, para sellar un dos paredes de sotamano en un tanto áspero, en el que se cruzaron 72 pelotazos a buena. El 3-2 fue un gancho del errotarra.
Con todo, el espejismo azul se tradujo en el crecimiento colorado. Imaz tocó la pelota para que Albisu respondiera con una volea fallida. Artola, entretanto, empezó a sumar con una parada al txoko, un gancho -cruzó el primero ajustado con el 6-2- y un saque. Contestó Jon Ander en una extraordinaria cortada al ancho desde el cinco y medio. Era el 7-3. Laso sumó un saque y una volea por el rincón. Un yerro de Albisu y otro de Artola -solo cometió dos en toda la semifinal- colocaron el 8-6. El pegador ataundarra se anotó su segundo tanto del encuentro con un elegante derechazo.