Entre el saque y el sotamano se columpia Iñaki Artola, que ya se mece en las semifinales del Manomanista de Primera. La decisiva eliminatoria del sábado contra Beñat Rezusta en el Labrit de Iruñea, a apenas un palmo de la final más importante del curso, es el premio a un pelotari que se ha encontrado en el espejo después de transitar en un escenario complicado en el Parejas. Es más, no solo expone su versión más física, la que le dio el triunfo de octavos contra Asier Agirre en una cita de 328 pelotazos a buena, sino que ayer domingo asumió riesgos ante Mikel Urrutikoetxea, personificando las virtudes de un puntillero profundo, poderoso y con mucho peligro. El delantero vizcaino fue la víctima del pelotari de Alegia, dueño y señor de la contienda, quien manejó el timón de la eliminatoria con manos de estibador y la mirada líquida y fogosa del dragón. Iñaki hizo uno de los partidos más completos de su carrera profesional en Bilbao. Lo justo en su justo momento. Era el instante. Estaba hambriento.
Fue la batalla con Agirre lo que destapó a Iñaki. En mitad del duelo se dio cuenta de cuál era su esencia, de que se sentía otra vez en llamas, que había pasado meses peleando para salir de una lesión y volver a ponerse en órbita, pero que necesitaba tiempo. El paso del calendario le encontró con el de Arrotxapea peleando a tumba abierta en un desempeño físicamente brutal. Y Artola se encontró. Se esculpió. Se desencadenó. Y de esos polvos, estos lodos. Iñaki se sentó en el diván del mano a mano, el más cruel de cuantos pueblan la pelota a mano profesional, y asombró a Urrutikoetxea en una tormenta perfecta: Iñaki estuvo soberbio y su rival sufrió. Así es el Manomanista.
De las manos de fuego del alegiarra surcaron siete saetas desde el primer disparo que se le clavaron a Urrutikoetxea, un restador nato. Los problemas desde esa suerte marcaron el devenir del zaratamoztarra, incómodo y muy alejado de su mejor versión. Mikel es un manista campeón construido para el duelo individual, pero ayer en el Bizkaia de Bilbao no tuvo su día. Naufragó frente a un pelotari que fue mejor en todas las cuestiones. No funcionó tampoco su derecha, cuestión vital en el mano a mano.
El vizcaino se encontró con un 2-0 de salida del que no sacó ningún rédito, pues desde ese tramo no hubo más opción colorada. Artola castigó con el saque e impuso su pegada y violencia. Urrutikoetxea, peleando con el viento en contra, no fue capaz de domar la frescura del alegiarra, un ventarrón. El delantero azul se escapó a tirones que descerrajaron el partido. Estuvo 2-4 y erró un saque, que se fue más allá del seis y medio. Después, Urrutikoetxea no supo aprovechar la iniciativa. Artola respondió con una parada al txoko.
El guipuzcoano, más sólido, comenzó a alejarse. Se puso 3-7, pero falló un gancho. Reaccionó rápido: tacada de seis tantos. Agresivo, entonado y veloz en el pelotazo arrastró a Urrutikoetxea. No hubo reacción. Tras el 6-16, Mikel encajó tres saques seguidos y cometió un error. Solo pudo maquillar el luminoso con una mágica parada al txoko. Fue un espejismo. Iñaki resolvió con un derechazo. Artola escupe fuego. Rampante.
Duración: 39:58 minutos de juego.
Saques: 1 de Urrutikoetxea (tanto 2) y 7 de Artola (tantos 2, 4, 7, 15, 18, 19 y 20).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 172 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 3 de Urrutikoetxea y 10 de Artola.
Errores: 5 de Urrutikoetxea y 2 de Artola.
Marcador: 1-0, 2-0, 2-2, 2-4, 3-4, 3-7, 4-7, 4-13, 5-13, 5-16, 6-16, 6-21 y 7-22.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Iker López (con Urrutikoetxea) y Mikel Artola (con su hermano Iñaki).
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del Campeonato Manomanista de la LEP.M disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao a puerta cerrada. En el primer partido, Peio Etxeberria ganó a Zubizarreta III (7-22). En el tercero, Erasun venció a Elordi (11-22).