Los colchones están para utilizarlos, y el que obtuvo en su día la Real Sociedad sirve actualmente para encarar en pleno marzo, desde puestos de Champions League, una eliminatoria europea de octavos de final. Se trata de una situación que hasta los más optimistas habrían firmado el pasado mes de agosto, pero que se observa desde una perspectiva algo distorsionada por la racha reciente del equipo. Los de Imanol solo han podido ganar uno de sus siete últimos encuentros, si incluimos en la ecuación la derrota copera del Camp Nou, y además ofrecen síntomas claros de encontrarse lejos de su mejor versión.
Puede concluirse así que no viven el mejor momento para afrontar un duelo tan exigente, ante un rival como la AS Roma de José Mourinho. Pero si algo le sobra a este equipo txuri-urdin son ganas de reivindicarse en el continente y de trasladar a la Europa League todo lo bueno que ha hecho en los torneos domésticos durante los últimos años. Tres clasificaciones consecutivas, un título de Copa del Rey y la cuarta plaza actual en la Liga significan papeles que, en teoría, deberían traducirse en mejores concursos internacionales. Sin embargo, las eliminaciones en los dieciseisavos ante Manchester United (2021), Leipzig (2022) e incluso Salzburgo (2018) han borrado recientemente al cuadro txuri-urdin de las instancias más decisivas de la competición europea.
De momento, la Real ya ha comenzado a cambiar el estado de las cosas siendo campeona de su grupo y rompiendo el mencionado techo de los dieciseisavos, ronda que ahora se denomina play-off. Superar al Manchester United en la tabla final el pasado noviembre dio acceso a una ronda continental, la de los octavos, que el equipo no pisaba desde 2004 (en la Champions contra el Olympique Lyonnais). En el sorteo, mientras, le ha correspondido un rival que ilusiona: por grandeza, por trayectoria, por atractivo del viaje y también por nivel. La AS Roma aúna dificultad suficiente para convertir en histórico un hipotético triunfo y también accesibilidad para no ver en el enfrentamiento una montaña imposible de escalar.
Precdentes
Sirvan además los casos de las dos últimas temporadas para demostrar que el momento desde el que se llega a estas eliminatorias tampoco resulta decisivo. En 2021, la Real obtuvo un importante triunfo en el campo del Getafe (0-1) solo cuatro días antes de perder en Turín (0-4) contra el Manchester United. En 2022, mientras, el 2-2 de Leipzig (ida) se vio precedido de una buena victoria en Anoeta frente al Granada (2-0), si bien es cierto que entre los duelos de Alemania y de Donostia medió el 4-0 recibido en San Mamés con el Athletic.
Entonces, las eliminatorias europeas con olor a título aún se veían muy lejos, desde una ronda anterior. Ahora, la opción de pisar unos cuartos de final se encuentra a un solo paso, con todo lo que significaría acceder a terreno no explorado desde 1989, cuando en la Copa de la UEFA la Real dejó en la cuneta al Colonia alemán (octavos) y posteriormente cayó ante el Stuttgart en una fatídica tanda de penaltis.