Navarra

Ascen Iriarte y la pasión pelotazale a los 90 años

Ascensión Iriarte, sonriente en la grada del frontón Labrit el pasado 9 de abril.

La vida de Ascensión Iriarte Garayo (Amorebieta, 5-5-1932) es otra gracias a la pelota. "Me ha dado una alegría y un bienestar que nadie sabe. Me gusta todo", subraya. Esta vecina de 90 años de la Txantrea apenas ha faltado a un partido al frontón Labrit en los últimos veinte años gracias a su cuñado Carlos Gómez: "A mí me hicieron el favor de mi vida llevándome al frontón", cuenta con los ojos vidriosos.

Ascen nació en Amorebieta y se crió en la localidad vizcaína hasta que acabó la Guerra Civil. Su familia se trasladó a Pamplona porque su padre era navarro y habían pasado el conflicto alejadas de él. Y en plena adolescencia ya se puso a trabajar: "Cumplí 13 años de niñera en una casa en la que hacía de todo menos de niñera", recuerda.

Se casó muy pronto y su familia ha crecido hasta tener tres hijas, cinco nietos y cinco bisnietos. Su vida se ha desarrollado siempre en casa. "Después de casarme no he trabajado fuera. He hecho bolsas de café en casa, pero siempre todo en casa. Yo era de salir muy poco. No soy de ir a cafeterías y demás. Cada cual es como es", explica Ascen Iriarte.

La relación de Ascen con la pelota no es fruto de la tradición familiar, sino gracias a las retransmisiones y su cuñado Carlos Gómez, un gran seguidor pelotazale. "De cría sí que alguna vez hacíamos el tonto en el frontón del pueblo, pero no le daba a la pelota ni de lejos. Había cogido afición en la televisión. La cuadrilla de Carlos iba desde toda la vida y mi hija (Edurne) empezó a ir con ellos". Hasta que ella dejó de ir y se abrió la oportunidad: "Carlos me preguntó si quería ir. Ahí se me abrió el cielo".

Ese día ocurrió hace más de veinte años. Un antes y un después en su vida. "No tendré vida para agradecer", subraya la vecina de la Txantrea. Desde entonces, es una fija en el frontón Labrit: "Estando bien no me habré perdido casi ninguno. Siempre que he dejado de ir me he quedado con pena". Y, por supuesto, tiene su abono cada año desde que se instauraron en la Bombonera.

LA MUJER DE LA CUADRILLA

Con la cuadrilla de Carlos Gómez, vecino de Calderería y que ya iba a la pelota al Euskal Jai antes del Labrit, ha podido disfrutar la pelota a lo grande: "Me han llevado por toda Navarra, Logroño, Bilbao, Zarautz, Eibar, Donosti, Vitoria€". Era la única mujer del grupo y jamás eso ha supuesto un problema. "Me han tratado como uno de ellos. No les cortaba nada. Siempre me he sentido muy arropada", admite.

Una mujer en el frontón por pura afición no era una estampa muy habitual por aquellos años. "No iban mujeres a la pelota. Solo las novias y poco más. Parecía que era todo de hombres. Como el fútbol y como todo. Debía ser una inconsciente, aunque no tenía edad de serlo, pero nunca me he cuestionado si les parecía mal que fuese con ellos o que me la podía jugar por ser mujer", profundiza Ascen. La txantreana deja claro: "Jamás me ha dicho nadie nada. No me ha dado nunca la sensación, o igual yo no me he dado cuenta, que nadie me ha mirado raro como diciendo: '¿Esta qué hace aquí?'". Se felicita de que "ahora sí que van muchísimas mujeres solas tranquilamente".

SIEMPRE DE OLAIZOLA II

En años de la histórica rivalidad entre Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo, el predilecto de Ascen siempre fue el de Goizueta. "Un yerno me decía que me cambiara a Irujo pero Aimar me ha gustado siempre cómo jugaba. Era el mejor para mí".

Precisamente, esos míticos duelos son los mejores que ha visto en el frontón. "Cuando perdía con Irujo no me llevaba el gran disgusto porque había ganado uno bueno". No obstante, Oinatz Bengoetxea también le encandiló: "Fíjate si me gustaba que cuando empezó dije: 'Este le va a quitar el puesto a mi chico (Olaizola II)'".

"Ahora que se ha retirado Aimar, todavía no le encuentro sustituto", comenta. Aunque aparece un claro candidato: "Unai Laso ahora me está conquistando. Hay que ver el amor propio que tiene. No da por perdido un partido aunque vaya perdiendo por mucho. A lo mejor me hago de Laso". Asegura que "cuando va Laso al Labrit, cambia mucho el ambiente, tiene un pundonor tremendo y seguridad. Me parece un chico que puede llegar a mucho".

La pandemia es lo único que ha frenado su presencia en el Labrit desde ese primer día hace veinte años. "Carlos y yo somos los únicos que vamos al frontón, antes íbamos cuatro. Es más bravo que yo y fue desde los primeros días. Yo no me atrevía. Me habré perdido dos o tres partidos porque tenía un poco de miedo, aunque lo veía en casa".

Su torneo favorito es el Parejas "quizá porque juega más gente" y hace cinco o seis años dejó de ir a la pelota en San Fermín: "Me entró miedo de noche. Una amiga me decía: '¿Pero a qué le tienes miedo? si aquí no hay nadie'. Igual era eso. Te bajas sola de la villavesa, a esas horas€".

Si a Ascen le preguntan qué ha supuesto la pelota en su vida es así de rotunda: "Ha supuesto una liberación para mí. Ir al frontón, después tomarme un 'cacharro' y venirme a casa era el no va más. Y cuando íbamos a ver partidos fuera de Pamplona, he disfrutado lo que no ha disfrutado nadie. Era hacer algo diferente en el sentido de salir de casa y estar en otra onda. Eso de ir a las finales, estar todo el día por ahí, luego ir a la pelota€ no es solo ir a la pelota, es todo".

19/04/2022