La telefonía móvil ha avanzado a pasos agigantados desde que su uso se ha popularizado a través de los smartphones. En la actualidad, es muy común acceder a un metro o autobús y ver una infinidad de cabezas iluminadas y mirando hacia abajo. Por ello, se puede afirmar que estos dispositivos se han convertido en herramientas indispensables del día a día.
Pero como elemento que se utiliza de forma masiva y, por ello, debe producirse en la misma medida, tiene como consecuencia que los materiales utilizados deben ser explotados. Ejemplo de ello puede ser el litio, que es indispensable en la producción de las baterías de este tipo de elementos.
A este excesivo uso del teléfono móvil se le une el rendimiento de la batería, que comienza a decaer tras un número de ciclos de carga. Un ciclo de carga es el proceso por el cual una batería se carga y descarga por completo. A grandes rasgos, la vida útil de una batería de teléfono móvil oscila entre los 300 y 500 ciclos de carga.
Una vez alcanzadas esas cifras, la batería va a comenzar a tener una capacidad menor y se va a descargar con mayor velocidad. Esto tiende a tener que cambiar de móvil pese a un correcto funcionamiento y tener que gastar más materiales que forman la batería.
La batería que funciona 400 años
Con el objetivo de reducir el consumo de energía, gasto de componentes y uso de materiales raros utilizados en las baterías, la investigadora Mya Le Thai ha estado elaborando un estudio sobre las mismas desde el año 2016.
A través de esta investigación, que tal como Juan de la Herrán ha subrayado en el programa de Txema Gutiérrez, es puramente teórica, la investigadora recubrió un conjunto de nanocables de oro con dióxido de manganeso y gel eléctrico para aumentar los ciclos de carga de las baterías de 300 o 500 actuales hasta los 5.000 o 7.000.
Estos números eran las primeras previsiones de la investigación, pero con el paso del tiempo, las expectativas han aumentado hasta un total de 200.000, lo que equivale a una batería que puede funcionar durante 400 años.
Como se ha mencionado anteriormente, de la Herrán ha subrayado el enfoque teórico del estudio, por lo que hay que recalcar que la batería todavía no ha sido producida. En cuanto al tamaño de la batería, sería muy similar al de un teléfono móvil antiguo que no cabía en un bolsillo.
Además de ser un objeto que no sería compatible con los teléfonos móviles de la actualidad, su precio también estaría fuera del alcance de la mayoría del público. Con un valor que podría oscilar entre los 30.000 y 60.000 euros, tendría un precio similar al de un vehículo de gama media-alta.
Otra característica a tener en cuenta es que en caso de producirse este tipo de baterías, su duración se extendería más de una vida, por lo que resultaría algo innecesario contar con una vida útil tan extensa. Por ello, convendría más optar por un término medio en cuanto a vida útil, precio y tamaño, lo que haría que los cambios de teléfonos móviles y gasto de materiales raros se redujese de forma considerable.
Igualmente, en la actualidad las baterías de los teléfonos móviles pueden intercambiarse de forma sencilla en diferentes establecimientos y a precios más que asequibles. De esta forma, se puede evitar tener que estar cambiando de dispositivo de forma anual y no perjudicar tanto el medio ambiente con la producción masiva de los smartphone. Recuerda: antes de cambiar de teléfono móvil por el motivo que sea, piensa formas de repararlo. El medio ambiente y tu bolsillo te lo agradecerán.