El pasado mes de julio, Oihane Hernández hablaba en el diario ‘Marca’ del sueño que suponía para ella ganar un mundial y aseguraba que todo el equipo iría “a muerte a por ello”, un objetivo que las chicas de la selección conseguían cumplir convirtiéndose en campeonas del mundo el 20 de agosto en Sídney.
Sin embargo, aunque cuando se calza las botas y pisa el césped se convierte en una auténtica guerrera, fuera del campo, Oihane es muy diferente.
OIHANE HÉRNANDEZ, UNA CAMPEONA DEL MUNDO FUERA DEL CAMPO
Oihane Hérnandez es una chica bastante introvertida fuera del terreno de juego, disfruta de la tranquilidad y de los días sencillos y prefiere el anonimato a los focos centrados en ella.
Su vida ha cambiado mucho en el último año, al menos en lo que se refiere a lo profesional, la de Sopela ha dicho adiós al Athletic, equipo al que llegó en 2015 desde el Betiko Neskak, para poner rumbo a Madrid, su fichaje por el Real Madrid se anunció el pasado 3 de julio.
Oihane tiene varias aficiones en su día a día, algunas de ellas bastante curiosas.
Le encanta la pintura con números, un plan tranquilo y que ella, al igual que muchos otros que la practican, asegura que le relaja.
Otro de sus grandes pasatiempos por el que siente una gran pasión es la cultura coreana y todo lo relacionado con ella, de hecho, se ha hecho tan aficionada a esta cultura que comenzó a estudiar coreano como un pasatiempo, y entre sus grupos de música favoritos destaca ‘Blackpink’, un grupo femenino de k-pop que la jugadora suele escuchar en sus trayectos entre los hoteles y los estadios cuando va a disputar los diferentes partidos de la temporada.
Hernández, que debutó en la selección absoluta femenina el 2 de septiembre de 2022, no pudo contar con la presencia durante todos los partidos del Mundial de Australia de algunos de sus familiares, puesto que estos tenían que trabajar, aunque sí contó en todo momento con el apoyo de sus grandes amigas dentro del equipo, Claudia Zornoza y Eva Navarro, y a su vuelta como campeona del mundo recibió un gran homenaje en el que su pueblo, Sopela, le brindó todo su cariño.