En octubre de 1988 tuvo lugar la primera visita de la reina Isabel II a España, un primer encuentro con nuestro país que también resultó ser el único, no solo en sus 70 años y 214 días de reinado, también suponía la primera vez en la historia que un monarca británico visitaba nuestras fronteras.
Ella tenía ya 62 años, el PSOE de Felipe González estaba al mando del Ejecutivo y España, según decían los medios de la época, se había puesto de moda; ese verano habíamos superado los 50 millones de turistas y también había llegado la primera patera.
Invitados por los reyes Juan Carlos y Sofía, Isabel II protagonizó esta visita de Estado en la que el rey Juan Carlos I le hizo entrega del Toisón de Oro acompañada por su esposo, Felipe de Edimburgo. Pese a que esta escena no volvería a repetirse nunca más, durante su reinado trató de fomentar la relación entre los dos países a través de los lazos personales que le unían a la familia real española.
La monarca aterrizó en el aeropuerto de Barajas (Madrid) un 17 de octubre, y Juanito, como Isabel II llamaba cariñosamente al rey, y la reina Sofía se volcaron durante las cinco jornadas que duró la visita, repartidas entre Madrid, con visita a El Escorial para ver la tumba de Felipe II, Sevilla y Barcelona, a las que la soberana y su marido añadieron dos días de estancia privada en Mallorca a bordo del yate real Britannia.
Al aterrizar, fueron el entonces príncipe de Asturias, Felipe VI, y la infanta Elena los que recibieron al pie de la escalerilla a Isabel II y a su marido, Felipe de Edimburgo, y los acompañaron en su traslado hasta el Palacio Real de El Pardo, la que fue su residencia durante su estancia de tres días en Madrid.
Según cuentan los cronistas de la época, tras recibirles en el aeropuerto, almorzaron con los reyes en La Zarzuela y, por la noche, se les ofreció la primera cena gala en el Palacio Real. Isabel vestía un impoluto traje blanco y tuvo oportunidad de conversar con su primo Juan de Borbón, el padre del rey con quien mantuvo dos días después un encuentro privado en su residencia de Puerta de Hierro.