La sartén es uno de los utensilios del menaje de cocina que utilizamos con más frecuencia. En una cocina bien equipada debería haber al menos una buena sartén antiadherente para cocciones con poco aceite o grasas (como las de titanio y cerámica) y otra para cocciones que requieran temperaturas más altas, como las de hierro o acero inoxidable.
Es cierto que este tipo de sartenes pueden durar toda la vida sin que se pegue la comida, eso sí, siempre y cuando se cuiden de la forma adecuada. Si ves que los alimentos comienzan a agarrarse a la superficie de la sartén, fíjate porque algo estás haciendo mal.
Cocinar los alimentos a una temperatura demasiado alta, utilizar menos aceite del necesario o emplear sobre la sartén utensilios de cocina que no sean adecuados puede deteriorar su capa antiadherente y dejarla inservible.
Consejos de limpieza
Aunque la mayoría de las sartenes suelen ser compatibles con el lavavajillas, si queremos que duren mucho tiempo, lo más recomendable es lavarlas a mano; dentro del lavaplatos podrían chocar con otros utensilios y dañarse.
¿Y cómo debemos limpiarla? En primer lugar, dejaremos que la sartén se enfríe totalmente y para ello debes dejarla reposar unos 15 o 20 minutos después de sacar la comida. Pasado ese tiempo, la pondremos en remojo con agua tibia para que la grasa se ablande. Después, retiraremos la suciedad con una esponja impregnada en jabón de lavavajillas y nunca con estropajo, porque puede dañar la superficie antiadherente. Por último, la enjuagaremos con agua tibia y la dejaremos secar.
¿Y si la comida ya se pega?
Si la sartén ya ha perdido adherencia, en este caso podemos optar por tres soluciones. En primer lugar, podemos recurrir a un alimento presente en cualquier cocina: la sal. Vertemos sal de cualquier tipo sobre la superficie de la sartén, la ponemos al fuego, la tapamos y esperamos a que se oscurezca. Después, la retiramos con cuidado de no quemarnos y pasamos un trapo húmedo sobre la superficie. Los restos de los alimentos pegados saldrán por sí solos.
También podemos hacer el mismo procedimiento, pero en vez de con sal con agua. Echamos agua en la sartén, le ponemos la tapa y la dejamos hervir 5 minutos con la tapa puesta. A continuación ya podemos retirar la suciedad.
Una tercera opción es usar agua y bicarbonato de sodio. En este caso, no tenemos que hervir nada, sino solo llenar la sartén de agua, ponerle una cucharada grande de bicarbonato y taparla. Después, dejaremos todo reposar dos horas antes de poder retirar la suciedad incrustada.
Mangos flojos
Ya hemos visto que la pérdida de antiadherencia de las sartenes es un problema que hay que tener en cuenta porque nos puede traer de cabeza a la hora de cocinar. Sin embargo, no es el único, ya que hay otro inconveniente que resulta también muy molesto e incluso peligroso. Se trata del mango de la sartén, que con el tiempo se suele aflojar y convrtir el manejo de este utensilio en una tortura.
Para evitar este problema, podemos adoptar una serie de medidas. Algunas de ellas son:
- Elegir sartenes de calidad. Al comprar una sartén, debemos descartar aquellas de baja calidad en las que es probable que el mango no esté bien sujeto.
- Repasar el mango. Antes de estrenar la sartén es importante cerciorarse de que el mango está bien apretado. Para ello, gira el tornillo de sujeción en el sentido de las agujas del reloj hasta que esté firmemente en su lugar. Esto ayudará a prevenir que el mango se afloje con el uso.
- Mantenerlo limpio y seco. La acumulación de suciedad y humedad alrededor del tornillo de sujeción puede debilitar su agarre y hacer que el mango se afloje con más facilidad. Límpialo regularmente con un trapo húmedo.
- Evitar cambios bruscos de temperatura. Debes evitar exponer directamente la sartén caliente al agua fría. Ese cambio de temperatura puede afectar a la dilatación y a la contracción de sus materiales, y debilitar la sujeción del mango.
- Sujeción extra. Si no te apetece estar pendiente, puedes aplicar una capa de un pegamento resistente al calor que te garantice la sujeción del mango.
- Evita el exceso de peso. Cargar la sartén con demasiada comida puede ejercer una presión excesiva sobre el mango y hacer que este se afloje con el tiempo.
Si eres de los que rabia porque cada dos por tres se aflojan los tornillos de la sartén, antes de comprar una nueva ten en cuenta estos sencillos consejos que te pueden ayudar a alargar la vida útil de tu menaje de cocina.