Un perro humanoide que sostiene unas piruletas entre sus patas parece mirar a alguien con una expresión de hastío que, paradójicamente, destila ternura. Un fotograma congelado de la película “El Rey León” muestra a Simba y un mensaje que reza “esa es mi cachorra”. Estos son algunos de los stickers que utilizan los jóvenes vizcainos. Y es que últimamente no hay conversación (digital) en la que no se cuele, al menos, uno de ellos.
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Los stickers son imágenes o ilustraciones, generalmente, de baja calidad que expresan un sentimiento, una emoción o una idea. Son graciosos, hiperbólicos y, en ocasiones, delirantes. “Son una forma de dar comicidad a ciertos mensajes, y representan bastante bien ciertas emociones con las que te identificas”, afirma Iker Mojón. Para él, los stickers ya han sustituido a los emoticonos en la comunicación interpersonal digital. Y esto se debe, según el joven ermuarra, a que expresan “con exactitud y sencillez” situaciones típicas del mundo posmoderno, que que se dan en la sociedad actual. Iker, no obstante, solo los emplea en conversaciones “más banales”. “Cuando necesito expresar algo serio, ni siquiera el WhatsApp me parece una herramienta útil”, expone.
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“Me permiten expresar lo que quiero sin tener que escribirlo”, explica Josune Urrutia. Ella, al igual que Iker, es una acérrima partidaria de este nuevo método de comunicación. Josune cree que la clave del éxito de los stickers es el humor y la utilidad. Ambos factores forman el cóctel perfecto para la supremacía de estas imágenes en las conversaciones que mantienen los jóvenes del territorio histórico. Otra de las razones a las que atribuye su triunfo, es la agilidad. “Sintetizan lo que quieres decir, no tienes que escribirlo. Es una comunicación mucho más ágil", expone.
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Laura Blanco también hace uso de esta herramienta de comunicación. “Mando un sticker por mensaje”, reconoce. Para ella, los stickers – además de restar seriedad a un mensaje determinado – contribuyen a que las emociones puedan ser expresadas de una mejor manera. “En muchas ocasiones, son imágenes móviles y, por ello, funcionan mejor que los emoticonos”, opina. Añade, además, que, a su juicio, los célebres emojis se han quedado “un tanto anticuados”. Y es que la llamada ‘Generación Z’ está cogiendo el relevo de la juventud a los ‘millenials’. Por ello, para estos ‘nuevos jóvenes’, estos pictogramas comienzan a destilar un leve tufillo a naftalina.
Los stickers son, además, un fiel reflejo de cómo piensan, sienten y se enfrentan al mundo los y las jóvenes de Bizkaia. Al menos, esto es lo que piensa Laura. “La generación Z es muy irónica, tenemos un humor muy raro, bastante surrealista”, considera. Este humor se ha conseguido plasmar en este nuevo formato que, sin duda, está creando un lenguaje propio.