Una de las primeras cosas que aprenden quienes conviven con un gato es que aunque parecen ser inexpresivos, lo cierto es que se comunican con muchos gestos y actitudes. Aunque hay que reconocer que muchos de ellos son un tanto sutiles o pueden malinterpretarse.
Por ello nos esforzamos en tratar de descifrar su lenguaje corporal para saber cuándo están enfermos, les molesta algo o reclaman comida y atención. Pero también muestra con su cariño e incluso nos agradecen cosas.
Para nuestra propia satisfacción, para saber que estamos haciendo bien las cosas, debemos aprender a reconocer estas muestras de agradecimiento.
Estas que vamos a describir son las cuatro más comunes que un gato ofrece a su humano y asi poder responder adecuadamente para mutua satisfacción.
1. Frotándose contra nuestro cuerpo
Cuando el gato se frota constantemente y con deliberación su cabeza contra la del humano que convive con él o el resto del cuerpo con sus hombros, con su pecho o con la cadera, en principio está marcando su territorio, sus propiedades y tratar de evitar así que otros felinos se acerquen. Aunque es un gesto un tanto posesivo, también te dice que eres de confianza, que los cuidados que le prodigas, los juegos que practicáis junto le gustan y te lo agradece.
2. Cuando te masajea con su patas
Este comportamiento viene de cuando era un cachorro, una pequeña bolita de pelo que se acercaba as u madre y le pasaba por encima sus patitas para que le dejara mamar la leche. Al pasar sus patas por encima de su madre estimulaba la producción de leche. Ahora ya no bebe leche y sabe que no va sacar nade de ti, por lo que es otro signo de confianza con el que te demuestra que ocupas un lugar importante en su vida. En el gato el amasado también causa satisfacción esta actividad y además es un gesto de gratitud ya que tiene perfectamente asumido que su cuenco está lleno, por lo que no es necesario este estímulo.
3. Cuando se escucha su ronroneo
Por regla general cuando se escucha a un gato ronronear es un sinónimo de satisfacción, alegría, de confort, además de un buen indicador de su nivel de bienestar animal. Esos momentos de relax en los que humano y gato están cómodos juntos y el humano acaricia con suavidad la cabeza, los flancos o el lomo del gato, es muy probable que, si él se ha acercado voluntariamente, cierre los ojos y ronronee. De esta manera agradece las atenciones que tienes con él. Pero ojo, atento al tono del ronroneo y al momento en el que lo haga, porque a lo mejor es una primera expresión de que algo no va bien, de que sufre estrés, está nerviosismo o tiene miedo. Es importante su expresión corporal.
4. Cuándo te ofrece un regalo
Un clásico. El humano está tranquilamente a sus cosas, preparando la comida o descansando en sus rincón favorito. El minino aparece con un animal muerto en la boca recién cazado y lo deja su alcance. Te está devolviendo los cuidados que le dedicas. Sois familia y él también aporta a la comunidad. Ahora es cuando te toca agradecerle el detalle aceptándolo.