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Atención preferente, más horarios, sin comisiones en ventanilla y tecnología la justa en los bancos

Una mujer descansa en una zona de la capital vizcaina.
Una mujer descansa en una zona de la capital vizcaina.

Mientras la NASA anunciaba hace unos días un par de misiones espaciales para conocer mejor el Sol y su conexión con la Tierra, otros universos chocaban entre sí a millones de kilómetros de distancia. Las todopoderosas entidades bancarias y el expansivo movimiento generacional de la silver economy colisionaban o tropezaban. Lo hicieron hace tiempo en realidad, pero la onda expansiva ha tardado en llegar a las instituciones, que ha tenido conocimiento de los daños provocados gracias a la movilización espontánea de las personas afectadas.

En Bilbao, por ejemplo, el asunto ya fue abordado por la Corporación municipal en el mes de mayo del pasado año después de que cinco mil vecinos del barrio de Arangoiti se quedaran huérfanos de servicios bancarios. Porque la exclusión bancaria también deja su huella en aquellos núcleos de la periferia urbana donde la estrategia empresarial no es rentable para los bancos. El enfado de esa parte de la ciudadanía obtuvo el respaldo unánime de todas las fuerzas políticas con representación en el Ayuntamiento.

De aquella sesión plenaria salieron algunas de las ideas y reclamaciones a las que el sector bancario debe dar respuesta. La principal para que la atención sea más correcta es que el servicio en ventanilla sea una prioridad todos los días de la semana; y con amplitud de horarios. No en vano, el progresivo cierre de sucursales está erosionando la ya malherida confianza de la ciudadanía con el sector bancario, especialmente de las personas mayores, que en muchas ocasiones tienen que soportar grandes colas para poder ser atendidas en las oficinas.

Y la situación ya se ha extendido a otros núcleos como los de Altamira, Elorrieta o San Adrián,... La concejala de Hacienda, Marta Ajuria (PNV), mostró en ese pleno la preocupación del equipo de gobierno por la reducción de la asistencia presencial en las oficinas bancarias ya que, según explicó, este hecho afecta en mayor medida a determinados sectores de población como familias de rentas más bajas y personas mayores. Dicho de otra manera, impacta de lleno en las políticas municipales encaminadas a promocionar la accesibilidad universal, la igualdad de oportunidades y la inclusión, por ejemplo.

Tecnología y descontento 

Más recientemente, hace un par de semanas, un estudio elaborado por un colectivo de personas mayores de Durango estimaba que el 18% de los habitantes en la localidad de edad avanzada han dejado de acudir a las oficinas bancarias porque sacar dinero o incluso ingresarlo, es cada vez más complicado para ellos. Y eso si es no les cobran una comisión por hacerlo. Comprender la información que les facilitan, el manejo casi obligado de los cajeros automáticos, las colas y las esperas son el talón de Aquiles. O al menos parte del mismo, porque el descontento con el sector bancario, en general, es mayúsculo.

Las quejas y reclamaciones ya están siendo analizadas en Euskadi y también en España. Las últimas noticias apuntan a que los bancos ya están reaccionando ante las dificultades manifiestas para efectuar operaciones por vía telemática. Han planteado unas medidas para mejorar la atención a esa clientela vulnerable. La voluntad es el compromiso de una atención más personalizada tanto en las sucursales como por teléfono, además de hacer más accesible los cajeros o las aplicaciones móviles. Las entidades se han comprometido a adoptar medidas que ofrezcan un trato especial en las sucursales a los mayores, ya sea con la adecuación o mejora de los horarios en caja o con la atención preferente de este colectivo.

2022-02-13T07:20:02+01:00
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