Después de actuaciones recientes donde la fortuna le dio la espalda es legítimo pensar que el Athletic merecería un triunfo, pero nada de lo realizado contará esta tarde ante el Betis. En realidad, tal como ayer manifestó Marcelino García, ganar se ha convertido en una necesidad y el equipo deberá demostrar ante el tercero de la liga que está en condiciones de romper una dinámica de resultados que le está relegando peligrosamente en la clasificación. Son ocho jornadas sin imponerse a un rival y en las últimas tres comparecencias en San Mamés ha sufrido dos derrotas y un empate. Todo lo que pueda decirse sobre lo que hace o deja de hacer el Athletic está dicho. Para sus problemas de cara al gol, el infortunio o lo poco que concede en su área y tan caro le cuesta, existe un único antídoto: meter uno más que el contrario.
Será sobre las 18.00 horas cuando se sepa si el Athletic ha escapado del bucle que amenaza con sumirle en la intrascendencia. Como se ha apuntado, el contexto no invita al optimismo, pero en el fútbol nunca se sabe. El análisis previo se completa con las bajas de Unai Simón, Iñigo Martínez y Dani García, una complicación extra. La ausencia forzosa de tres piezas fijas en la columna vertebral, básicas en tareas de contención, supone una pega objetiva cualquier día, pero esta vez coincide además con la visita del segundo conjunto más realizador de la categoría. Se trata de una situación inédita y por tanto también lo serán las medidas que adopte el entrenador.
Julen Agirrezabala está designado de antemano a ejercer de portero, al igual que Unai Nuñez lo hará en la demarcación de central. Está por descubrir la identidad del centrocampista que acompañe a Unai Vencedor. Las alternativas se llaman Mikel Vesga y Oier Zarraga, y se han de mencionar en ese orden atendiendo a lo visto durante la temporada. Apostar por Vesga es lo más fácil, puesto que el propio Marcelino explicó que no es muy partidario del dúo Vencedor-Zarraga. Considera que esa elección implica un riesgo por la escasa experiencia del segundo, así como por su talante ofensivo. El técnico prefiere una media más sólida sin balón, como la que suele jugar habitualmente, y cree que Vesga ofrece despliegue en labores oscuras y mayor presencia física, centímetros y envergadura para la disputa. No es una teoría novedosa, pues ya la suscribía su antecesor en el cargo. Lo probable es que ambos dispongan de minutos. Queda por despejar la incógnita de cuál saldrá de inicio y cuál en la segunda mitad.
En el resto de las posiciones no se esperan grandes novedades y es lógico al haber ya tres variaciones por causa de fuerza mayor. Si por algo destaca la formación rojiblanca es por la estabilidad, sin embargo puestos a sugerir algún retoque no debe descartarse que Oihan Sancet, que acumula tres jornadas saltando del banquillo, figure desde el comienzo en detrimento de Raúl García. Iñigo Lekue y Mikel Balenziaga, con Yeray Álvarez, conservarían el sitio en la defensa y arriba sería sorprendente que no asomaran Iker Muniain y los hermanos Williams. Al pequeño le han bastado un puñado de encuentros para erigirse en el mejor agitador dentro de una propuesta donde lo que prima es el empuje colectivo y se echa de menos la osadía, el desborde y, por supuesto, la precisión.
Manuel Pellegrini arrastra las ausencias de Andrés Guardado, positivo en covid-19, y el central Germán Pezzella, con una lesión muscular. El sustituto del mexicano será Edgar o Aitor Ruibal. Regresa a la lista Claudio Bravo. El internacional chileno sacó cuatro balones de su red en la anterior visita de los andaluces a Bilbao. La goleada se produjo en una coyuntura no menos delicada, con Gaizka Garitano muy cuestionado, pero el Athletic brindó una versión arrolladora y plasmó un índice de eficacia poco común. Esta tarde, Marcelino firmaría alcanzar la mitad de aquel acierto.