El cruce entre Athletic y Osasuna no precisa de aditivos externos para realzar su atractivo. Los dos puntos que les separan en la clasificación y la etiqueta de derbi, con su correspondiente carga de incertidumbre, bastan para definir con nitidez la transcendencia que posee, el interés que despierta. Hasta ahora han sido capaces de hacer valer sus aspiraciones, han respondido con la suficiente fiabilidad a la expectativa depositada por sus aficiones respectivas en el comienzo del calendario. Representan dos realidades que generan ilusión, ambos figuran bien colocados, al lado de los candidatos a plaza europea, con opciones objetivas en esa carrera de fondo que concluirá en junio. Muchas etapas por tanto por afrontar, lo cual en absoluto resta importancia a la de esta noche en San Mamés.
Pero antes de que el balón eche a rodar, resulta inevitable fijarse un poquito en los resultados ajenos. La igualdad existente obliga a mirar alrededor porque, se quiera o no, los puntos de los demás también cuentan. Y celebradas dos fechas desde que se reanudó el campeonato, la Real Sociedad y el Villarreal lucen sendos plenos, mientras que el Betis suma cuatro puntos. Así pues, todos ellos habrían cumplido, algo que todavía Athletic y Osasuna no pueden decir de sí mismos. Uno porque de momento ha añadido a su casillero un punto, el del empate en el Villamarín, y el otro perdió el fin de semana anterior frente a la Real. Centrarse en lo propio será lo principal, nadie lo cuestiona como norma general, aunque en las actuales circunstancias no cabe obviar el resto de los marcadores que atañen a la zona noble de la tabla.
En definitiva, que los hombres de Valverde y Arrasate debe responder asimismo a esa presión extra. Quizá el segundo albergue más razones para mostrarse inquieto, puesto que los rojillos parecen menos enchufados de lo normal. Es la impresión que han dejado en liga y en la Copa, como si les estuviese costando arrancar. En el Athletic las sensaciones son mejores y busca confirmarlo ante su afición. Mantener el ritmo de puntuación es la meta a estas alturas de la temporada, en palabras de su entrenador. Continuar colocados en una fase en que han de compaginar dos torneos, con miras a presentarse en abril metidos de lleno en la pomada.
Para la ocasión, se esperan bastantes novedades respecto a la reciente visita al Eldense. Una formación más parecida a la que visitó al Betis, con el regreso de De Marcos, Sancet e Iñaki Williams, que no intervinieron en la ronda copera. Las tres citadas no serán las únicas variaciones. Valverde maneja un abanico amplio de alternativas, tanto para la línea de medios como en el ataque. En ausencia de pistas, se ha de conceder probabilidades a Dani García, al igual que a Herrera o Guruzeta. Berenguer es uno más a incluir en este grupo de posibles titulares, después de su destacada aportación en Elda. Si de algo sirve para aclarar el panorama, comentar que tanto Muniain como Zarraga disputaron completo el compromiso copero, detalle que podría pesar en su contra para figurar en el once de salida. En idéntico caso se hallaría Raúl García. A estas alturas, la pizarra se gestiona calculadora en la mano y se juega mucho con la ventaja de las cinco sustituciones que permite el reglamento.
El único descartado por lesión se llama Iñigo Martínez. Más problemas acucian a Arrasate, que de repente se ha quedado sin sus laterales derechos habituales, Nacho Vidal y Rubén Peña, los dos en la enfermaría. Tampoco está disponible Unai García, que siendo central alguna vez ha caído a la banda, de modo que en la demarcación aludida el elegido podría ser el canterano Diego Moreno. Hubo varios fijos que fueron dosificados en Copa, como Juan Cruz, Lucas Torró, Moncayola, Aimar Oroz o Moi Gómez. A los tres últimos tuvo que recurrir Arrasate sobre la marcha a fin de salvar el escollo del Nástic de Tarragona, que forzó la prórroga.