La Real Sociedad se arriesga a que la ventaja de siete puntos sobre el Athletic que tenía en el derbi celebrado en octubre en Anoeta, cuando lideraba la categoría, quede reducida a la mínima expresión
lA Real Sociedad era líder del campeonato cuando el Athletic le visitó en la primera vuelta. Solo había perdido un encuentro en once jornadas, el inaugural de la temporada con el Barcelona, y amasaba una ventaja de siete puntos sobre los rojiblancos. Un gol, a medias entre Muniain y Remiro, en el tiempo añadido evitó que la distancia en la clasificación se disparase. Cuatro meses después vuelven a verse las caras y, si vence, el Athletic se situará a un solo punto del conjunto de Imanol Alguacil. En caso contrario, la Real nuevamente gozaría del colchón que tuvo en octubre. Este es el contexto del derbi que esta noche llenará San Mamés.
La trascendencia de la cita no admite discusión. Desde la óptica de la Real, sería una mala noticia verse con el Athletic tan encima en la clasificación después de meses viéndole lejos por el retrovisor. Un riesgo cierto, por mucho que en su fuero interno se pueda recrear en la confianza que conceden los precedentes. En este apartado no hay color: la Real solo ha caído en una oportunidad en los últimos diez cruces con el Athletic. No obstante, la tónica del último lustro, con predominio de marcadores muy ajustados, indica que en general suelen ser enfrentamientos parejos. Partidos que se decantan por detalles, como tanto gusta decir a los entrenadores, que piensan que así se justifica casi cualquier cosa, sean méritos o deméritos, propios o ajenos. Para el Athletic, los tres puntos de hoy son el salvoconducto para meterse de lleno en la pelea por Europa y cuestionar seriamente la jerarquía imperante en el fútbol vasco.
La paulatina mejora de los hombres de Marcelino en las últimas semanas, descontado el borrón de Mallorca, ha servido para acortar distancias, pero tampoco puede pasarse por alto la aparición de ciertos síntomas de desgaste en las filas guipuzcoanas, que les llevó a perder cuatro partidos consecutivos antes de navidades. Su balance liguero más reciente resulta significativo: dos triunfos en diez jornadas. Al igual que en temporadas anteriores, la factura de la Europa League en invierno ha hecho mella en la Real.
Durante los primeros meses del calendario, ni siquiera las múltiples bajas por lesión (Monreal, Silva, Barrenetxea, Isak, Oyarzabal, Zubeldia,...) frenaron el ímpetu de un conjunto que ha agregado a su contrastada versatilidad táctica y al reparto generoso de minutos, un crecimiento en la faceta defensiva. Probablemente era la asignatura pendiente, el único pero que cabía poner a una propuesta de juego donde predominaba el gusto por la posesión y una pegada estimable. Bueno, pues para que haya constancia del trabajo de Imanol y su cuerpo técnico en Zubieta, de que el equipo no se ha estancado, en dieciocho de sus 34 compromisos oficiales ha logrado mantener virgen su portería.
eficacia ofensiva
Dato elocuente que para hacer una radiografía fiel debería completarse con el referido a la eficacia en el área rival. Y aquí se observa un descenso respecto a campañas previas. Tanto es así, que por ejemplo en liga la Real ha marcado uno menos que el Athletic, que no se distingue precisamente por su puntería. Es lo que tiene aspirar al equilibrio en la ecuación defensa-ataque: potenciar uno de los aspectos suele llevar aparejada una merma en el otro.
De cara al derbi, podría decirse que comparece una Real que poco a poco recupera sensaciones positivas, aunque acaba de reiniciar su andadura continental. El jueves se midió al Leipzig en el marco de los dieciseisavos de final de la Europa League. Sorprendió Imanol con un planteamiento muy singular que le valió para arrancar un empate a dos goles, en última instancia consecuencia de un escandaloso regalo arbitral al cuadro alemán en forma de penalti. No se recordaba a una Real tan descaradamente plegada en su campo. El equipo estuvo parapetado en torno a su área durante tres cuartas partes del encuentro. Por lo visto, la prioridad era frustrar la verticalidad del oponente reduciendo los espacios al mínimo. La idoneidad del cerrojazo se comprobará en la vuelta, en San Sebastián, donde la imperiosa necesidad propia de ganar, presumiblemente favorecerá que el incisivo Leipzig disponga de vías de penetración.
En principio, extrañaría que la Real se inclinase por una versión siquiera parecida en San Mamés. Se entendería mal. Lo que está asegurado es la transformación radical del once. Imanol introdujo siete cambios en Alemania respecto al domingo previo y no serán menos de media docena esta en Bilbao. Será el turno de los Remiro, Gorosabel, Aihen Muñoz, Zubimendi, Silva y algún otro que esté descansado. Finalmente, Isak figura en la convocatoria, no así Januzaj y Diego Rico, que resultó lesionado el jueves. La presencia de inicio del ariete sueco se presta a la duda y aunque Sorloth está disponible, no debe descartarse que la Real opte por no alinear un delantero de referencia. No sería la primera vez.
Imanol efectuará no menos de media docena de cambios hoy en San Mamés y existen dudas en torno a la titularidad de Isak
La mejoría defensiva del bloque guipuzcoano se refleja en que ha mantenido virgen la portería en 18 de sus 34 encuentros