El índice de confianza de los hogares vascos en el cuarto trimestre del año (-23) sigue en valores negativos y refleja su pesimismo que, si bien no empeora con respecto del trimestre precedente (-22), se aleja del optimismo del arranque del año (8). El balance de 2022 se cierra en negativo (-11), empeorando el resultado de 2021 (-6) pero sin llegar al pesimismo excepcional de 2020 (-22).
Estos datos se recogen en el Estudio de Confianza de los Hogares Vascos correspondiente al cuarto trimestre de 2022 elaborado por el Departamento de Estudios de Laboral Kutxa.
En cuanto a la opinión de los hogares vascos con respecto de la evolución socio-económica general en los próximos doce meses, los hogares vascos (-23), del Estado (-30) y de la UE-27 (-27) son pesimistas. Una recuperación económica inferior a la prevista, un escenario de alta inflación -que se mantendrá por encima del 2% hasta 2024- y los efectos de un conflicto bélico que se alarga -con un impacto directo en los precios energéticos- son los principales argumentos para el deterioro generalizado de su confianza.
Los hogares vascos son pesimistas en los cuatro índices parciales que componen la confianza, confirmando unas expectativas francamente negativas sobre la evolución de la economía general (-39) y del hogar (-21), así como con respecto de la evolución del desempleo (-14) y de su capacidad de ahorro (-17), dos indicadores que habían sido positivos en el primer semestre del año.
Las expectativas de los hogares vascos con respecto de la evolución de la economía general no varían (-2 puntos) -por lo que ha dejado de empeorar- y se mantiene en niveles pesimistas (-39), pero todavía no tanto como lo fueron durante 2020.
Más optimistas respecto a la evolución del empleo
Este resultado se debe a que algo más de la mitad de los hogares vascos considera que la situación económica en los próximos doce meses se mantendrá (57%) mientras que desciende (del 68% al 40%) el grupo que considera que será un poco (33%) o bastante peor (7%).
Mientras que las expectativas de los hogares vascos sobre la evolución de la economía general son pesimistas (-39), son relativamente mejores con respecto del desempleo (-14) e incluso mejoran (+4 puntos) en la valoración obtenida en el trimestre precedente. No obstante, siguen siendo de los peores resultados de los últimos siete trimestres, pero contienen la senda de su empeoramiento.
Concretamente, desciende el grupo de hogares que anticipa un aumento del desempleo (del 49% al 42%), mientras que mejora ligeramente el grupo que considera que el desempleo disminuirá en los próximos doce meses (del 20% al 21%).
Economía del hogar
La percepción sobre la evolución de la economía del hogar muestra un perfil de deterioro desde el inicio del año y, en el cuarto trimestre de 2022, prevalece la desconfianza (-21), si bien es algo menos negativa que en el tercer trimestre (-25) pero más pesimista que durante la pandemia.
Las expectativas de la economía del hogar están relacionadas con otros dos componentes de la confianza, como son las expectativas ligadas al desempleo (-14) y los precios (-51). Ambos indicadores se han deteriorado mucho a lo largo del año -proceso que se ha contenido en el
cuarto trimestre- y tienen un impacto directo en la confianza relativa a la economía del hogar.
La contención del pesimismo sobre la economía del hogar se apoya en el aumento del grupo de hogares que manifiesta que su situación económica seguirá igual (del 44% al 56%), frente al descenso del grupo que anticipa un empeoramiento -en mayor o menor medida- de la economía
de su hogar (del 48% al 40%).
Ahorro
Las expectativas sobre la capacidad de ahorro de los consumidores vascos han empeorado de forma notoria (-17), perdiendo once puntos con respecto del resultado de este índice en el tercer trimestre del año (-6).
Las expectativas de los hogares vascos sobre la evolución del crecimiento de los precios siguen siendo pesimistas (-51), pero parece que ralentizan su deterioro (-34, -52 y -57 en el primer, segundo y tercer trimestre). Es el indicador que más fuertemente ha empeorado en 2022.
En un contexto de precios crecientes -que los hogares vascos anticipan que se mantendrá- prevalece la incertidumbre, lo que condiciona las decisiones de compra de los hogares. Así, la valoración del momento de compra empeora aún más y confirma que la percepción es claramente negativa (-24, -35, -36 y -40, desde el primero al cuarto trimestre de 2022).
En este resultado influye que menos de la mitad de los hogares considera que el momento actual para la realización de grandes compras es malo (46%) o les es indiferente (48%), con un ligero retroceso de los que estiman que es un buen momento (6%).
El índice de expectativas de realización de grandes compras de los hogares vascos sigue deteriorándose (-6, -7, -14 y -18, en el primero, segundo, tercero y cuarto trimestre) y se aleja de los valores positivos del segundo y tercer trimestre de 2021 (+1 y +2), que posiblemente absorbió las compras atrasadas de los peores momentos de la pandemia.
Es el resultado del progresivo descenso -desde el primero al cuarto trimestre- del grupo de hogares que hará compras mucho o algo mayores (del 21% al 14%) o iguales (del 53% al 48%), frente al aumento del grupo que considera que serán algo o mucho menores (del 26% al 38%). De esta forma, parece que los hogares se posicionan ante una contención del gran consumo.
La expectativa de compra de vivienda y de vehículo se mantiene en niveles débiles. Aunque la compra-venta de viviendas ha mejorado (+14,8%, sobre enero-septiembre de 2021), sigue sin alcanzar los valores
de 2007, junto con un perfil descendente en la matriculación de vehículos nuevos (-11,4%, sobre enero-noviembre de 2021), que se inició en 2018 y no muestra síntomas de recuperación.
Conclusiones
Entre las conclusiones del estudio de Laboral Kutxa destaca que los hogares vascos siguen siendo pesimistas, de acuerdo con la trayectoria inflacionista y la pérdida de dinamismo económico de 2022 y anticipada para 2023, situación que comparten con los hogares del Estado y europeos.
En consecuencia, para 2023, los hogares vascos anticipan el ajuste del gasto y ahorro, condicionados además por la subida de tipos de interés, que encarece la financiación pero mejora la remuneración del ahorro y que incidirá en las decisiones de grandes compras e inversión.
No obstante, advierten desde Laboral Kutxa, el resultado final dependerá del grado de cumplimento de los pronósticos económicos y del empleo.