Las autoridades australianas anunciaron este lunes el indulto a Kathleen Folbigg, en prisión desde hace dos décadas por el asesinato de sus cuatro bebés, tras revisarse su caso a raíz de una investigación coordinada por una científica española que vinculaba los decesos a fallos genéticos.
"Ha sido indultada. También me gustaría decir que aprovechamos la oportunidad, como era de esperar, para asegurarnos de que la señora Folbigg fuera puesta en libertad sin demora", dijo el fiscal general del estado australiano de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, durante una rueda de prensa en Sídney.
Las autoridades ordenaron el año pasado revisar el caso de Folbigg por la muerte entre 1989 y 1999 de sus hijos Caleb, Patrick, Sarah y Laura -cuando éstos tenían entre 19 días y 18 meses-, después de que un grupo de científicos indicara la posibilidad de que los fallecimientos se debieran a una rara mutación genética que causa arritmias letales.
El indulto ha llegado después de que el exjuez Tom Bathurst, quien estaba a cargo de la revisión del caso, llegara a la conclusión de que "existen dudas razonables sobre la culpabilidad de Kathleen Folbigg por cada uno de esos delitos", precisó Daley.
En la revisión se contempló que existe la posibilidad razonable de que tres de los niños de Folbigg murieron por causas naturales, mientras que las pruebas de coincidencia y de tendencia sobre el fallecimiento del cuarto bebé no eran consistentes, de acuerdo con las conclusiones de Bathurst.
La mujer, de 55 años, ha sido puesta en libertad tras recibir el indulto de la gobernadora de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, y se ha recluido en una granja en el norte del estado al lado de su amiga y férrea defensora, Tracy Chapman.
En un comunicado, Chapman agradeció el apoyo recibido y afirmó que los últimos 20 años "han sido terribles para Kathleen", sobre todo por el "dolor y el sufrimiento que ha tenido que soportar tras la pérdida de sus cuatro hijos". "Todos ellos se extrañan todos los días", matizó en referencia a los menores fallecidos.
Por su parte, la abogada de Folbigg, Rhanee Rego, consideró el indulto como un "momento decisivo de un viaje largo y doloroso" y expresó que el caso expone que el "sistema legal puede cometer errores".
"Este caso debe reavivar la discusión para fortalecer las interacciones entre el derecho y la ciencia, para hacer reformas importantes para que el sistema legal tome decisiones basadas en la mejor evidencia científica disponible, no en la especulación", dijo en declaraciones a la prensa local.
Un equipo de científicos, coordinado por la inmunóloga gaditana Carola García de Vinuesa y liderado por el danés Michael Toft Overgaard, concluyó en 2020 que los decesos de los bebés de Folbigg podrían deberse a causas genéticas.
La investigación científica, publicada en la revista especializada "Europace", de la Asociación Europea de Cardiología, vincula una mutación genética (CALM2) de dos hijas de Folbigg, Sarah y Laura, con la muerte súbita cardíaca.
Además, el estudio, conformado por un equipo internacional de 27 científicos, constató que los niños portaban variantes raras de un gen que mata a roedores por ataques epilépticos.
Folbigg fue condenada en 2003 a 40 años de prisión, rebajados a 30 años en 2005, por el asesinato de tres de sus hijos y por el homicidio de otro de ellos y ha apelado sin éxito en varias oportunidades su condena, defendiendo su inocencia y asegurando que sus hijos murieron por causas naturales en la localidad de Hunter Valley, a unos 120 kilómetros de Sídney.
El caso fue reabierto a raíz de una carta enviada en marzo de 2021 a las autoridades australianas por un centenar de científicos -incluidos dos premios Nobel- para solicitar el indulto y la liberación inmediata de Folbigg.