Si el escenario que se ha abierto ante Alberto Núñez Feijóo tras las elecciones generales no fuera suficientemente endemoniado de por sí, el líder del PP se encuentra con la dificultad añadida de los palos en las ruedas que le coloca continuamente la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Un papel que a la lideresa le sale de forma natural, casi sin pretenderlo, quizás acostumbrada tras la lucha fratricida en que se embarcó y que se cobró la cabeza del antecesor de Feijóo como presidente popular, Pablo Casado.
Solo así se explican los mensajes simultáneos, y en muchas ocasiones contradictorios, que se lanzan desde este partido. Por un lado, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, insistió en que Feijóo se presentará al debate de investidura, aunque no cuente con apoyos suficientes, si Felipe VI se lo propone tras la ronda de consultas con los grupos políticos. Recordó que el dirigente popular tiene “la responsabilidad de afrontar una investidura como partido más votado”, aunque esa decisión corresponde al rey. Frente a este intento destinado al fracaso, dado que PP, Vox y aliados como UPN y Coalición Canaria no suman, Isabel Díaz Ayuso dio la investidura por amortizada.
Así, afirmó que Pedro Sánchez “ya lo tiene todo pactado” y que aprovechará las vacaciones para, “por la puerta de atrás, asegurar su permanencia” cerrando los pactos con “los enemigos de España que solo piensan en la independencia”. En la rueda de prensa tras la reunión de la Junta Directiva Autonómica que se celebró en Génova, Ayuso alertó de que el socialista quiere sustituir el sistema constitucional actual “con una reforma federal plurinacional” y que “por eso les estorba la Corona”. “Vienen tiempos difíciles, vamos a impedir que los enemigos de España acaben con los derechos constitucionales”, emplazó.