Isabel Díaz Ayuso sigue haciendo la guerra electoral por su cuenta pese a que desde Génova han rebajado los decibelios en torno a la discusión sobre EH Bildu. Como hizo en Bilbao el pasado sábado y consciente del usufructo en las urnas, la presidenta de la Comunidad de Madrid parece lanzada a no abandonar la utilización del pasado terrorista y de las siglas de la coalición soberanista hasta la jornada de reflexión, reiterando una y otra vez que habría que estudiar “todas las vías” para poder ilegalizar a Bildu o, en su lugar, asegurarse de que su proyecto es “legal”. Ni las críticas de las asociaciones de víctimas, a título colectivo y personal, la detienen. Ayuso va por libre.
“Lo que no sería coherente es que una vez que nos hemos hecho eco de la entrada de estos condenados por delitos de sangre en las listas, gente que es socia de Sánchez, tenga yo un mitin en Bilbao y no hable de ello. Yo no busco ilegalizar Bildu porque no me guste. Eso no es así. Jamás defendería algo tan absurdo. Mi pregunta es si estamos estudiando todas las vías y si estamos plenamente seguros de que este proyecto es legal”, señaló ayer lunes la lideresa, para quien Bildu y sus aliados “están construyendo una supuesta nueva nación, están construyendo un nuevo Estado, están construyendo un proyecto que no deja de crecer de manera muy preocupante en Navarra”. “Creo que las nuevas generaciones tienen derecho a heredar el mismo país que nosotros, una nación unida y que tenía sus diferencias, su personalidad, por comunidades autónomas, y que es maravillosa”, remarcó.
Su alegato choca con lo que sostiene la dirección nacional del PP, que cree que no hay encaje en la Ley de Partidos para esa ilegalización, según sus propios servicios jurídicos. Lo aseveró la secretaria general de la formación conservadora Cuca Gamarra, quien precisó que hay que diferenciar la “cuestión jurídica” de la “cuestión política”, siendo esta última en la que el PP nacional pone el foco. Con todo. la cúpula del PP considera que las declaraciones de Ayuso y de Génova “no son incompatibles”. “Cada uno va en la búsqueda de un objetivo concreto”, afirman fuentes próximas a Feijóo, que sostienen que la presidenta madrileña “va a por el electorado de Vox” y “tiene derecho a manifestar su opinión”, sin que sus palabras hayan “tensionado” a la dirección. “No hay incomodidad de ningún tipo”, zanjan.
Desde otras filas, además de censurar la estrategia de Ayuso, lanzan una seria advertencia. La ministra de Igualdad, Irene Montero, aludió ayer lunes a la petición del PP de retirar la lona colocada por Podemos en Madrid en la que aparece la cara del hermano de la presidenta y avisó de que “cualquier día” los populares van a proponer también “la ilegalización de Podemos, y si no al tiempo”. “Es una formación política que no soporta que se le ponga un espejo en el que mirar su corrupción, que es su forma de gobierno: entregar dinero a sus amigos, entregar dinero de lo público a su familia en lugar de cuidar lo común”, denunció la dirigente morada.
En este contexto, Ayuso arremetió contra el señalamiento contra su hermano: “No es un político por mucho que Podemos insista”. “Creo que es un señalamiento que no ocurre con nadie más. Y además celebro que nadie pase por esto, que nadie ponga la cara y el nombre de los hermanos de nadie, de los hijos de nadie, de los padres de nadie”, concluyó. l