Política

“Ayuso, sin quererlo, ha contribuido mucho a la promoción de mi documental”

La emisión en RTVE del documental sobre las muertes durante la pandemia en las residencias gestionadas por la Comunidad Madrid ha irritado a la presidenta Ayuso
Juanjo Castro, autor del documental '7291', sobre las muertes durante la pandemia en las residencias madrileñas gestionadas por Isabel Díaz Ayuso / Alejandro Nafría

El planteamiento no puede ser más simple. Todo empieza con un número: 7.291. Es la cifra de fallecidos en las residencias madrileñas durante la pandemia del covid. No es un invento de la oposición. Es la que figura (o figuró por un tiempo) en el portal de Transparencia de la comunidad. El cineasta Juanjo Castro la convirtió en título de un documental que, tras su emisión en RTVE el pasado jueves, provocó la ira desmedida de la presidenta Isabel Díaz Ayuso.

Resulta más que curioso que los rasgados de vestiduras de Ayuso por la proyección en RTVE hayan resultado la mejor propaganda de su trabajo.

A mí me sorprendió mucho, la verdad. Porque tú cuando intentas que algo no se cuente, pues no hablas sobre ello. Y, de hecho, durante este tiempo, el sector oficial no había dicho casi nada en contra del documental, que lleva meses en las salas. Al final, ha contribuido a su difusión, aunque no se dé cuenta de ello.

¿Qué resulta tan molesto de su documental para Ayuso?

Que cuente lo que pasó. Pero yo no me he inventado nada. Los datos que aporto son oficiales. Son los que figuraron en el portal de Transparencia de Madrid: 7.291 personas fallecidas en las residencias. Luego han hecho otros cálculos tratando de rebajar la cifra, pero si sumas los muertos que el propio gobierno reconoce, aunque ahora divididos en otros conceptos, llegas prácticamente al mismo resultado.

Datos oficiales

Una de sus fuentes principales también es pública: la comisión de investigación sobre la cuestión en la Asamblea de Madrid.

Sí. Son cincuenta horas de grabaciones. Yo me las he visto varias veces. He desmenuzado las intervenciones, las he montado y les he dado un sentido para el documental.

Con todo, el punto de partida fue el libro ‘Morirán de forma indigna’, escrito por alguien que tenía todos los datos.

–Como para no tenerlos. Se trata de Alberto Reyero, que fue consejero de Políticas Sociales del Gobierno de Ayuso. Vivió aquello de primera mano. Fue apartado porque no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo en las residencias. Y en su libro lo cuenta todo. Leyéndolo fue cuando pensé que eso merecería contarse en un documental.

Insiste en que su trabajo no responde a una ideología.

En absoluto. Yo no estoy en contra de ningún partido político. Simplemente, creo que la sociedad tiene derecho a saber la verdad. Y, desde luego, estoy a favor de las familias. Siento empatía por ellas. Me pongo en su lugar y tengo claro que lo que pasó no debería volver a pasar. Cuestiono la gestión que se hizo y lo hago, como ya he dicho, a partir de los propios datos oficiales que son públicos y, por tanto, están al alcance de cualquiera.

Esos datos dicen que lo que pasó en Madrid no es normal.

En el documental me centro en la primera ola de la pandemia, entre marzo y abril de 2020. En esos meses murió una de cada cinco personas internas en las residencias madrileñas. Eso es el doble de las personas que murieron en las residencias de Catalunya, que fue la segunda en número de fallecidos. Y en eso hubo un factor determinante que fueron las decisiones que se tomaron desde el gobierno de Madrid.

Tuvo que ser muy dura la grabación de los testimonios de familiares de las víctimas que aparecen en ‘7291’.

Lo fue. Imagina la cantidad de veces que he visto esos testimonios y todavía se me pone un nudo en la garganta. Te pones en el lugar de esas personas y te imaginas a tu padre o a tu madre, ¡joder!, es desgarrador. Y eso que hay muchas cosas de las que nos contaron que no aparecen. He querido ser respetuoso y no entrar en detalles íntimos.

Se aprecia su pretensión de huir del sentimentalismo. Pero ante la potencia de esos testimonios, al espectador le es imposible no sentir dolor y rabia.

Eso lo veo en las salas de cine. Es como si estuvieran viendo una película de mucha tensión. La gente está pegada a la butaca porque los ametrallo con información, con datos y con esos testimonios. La sensación es la que yo tuve cuando leí el libro de Reyero, que pensaba que lo que contaba ese hombre no podía ser verdad. Pero lo era. Lo es.

Gracias a las víctimas

Se siente muy agradecido a los familiares y a las asociaciones de víctimas.

Es que el éxito, si podemos llamar así a lo que está pasando, es suyo. Las asociaciones empujaron desde el principio. Lo primero que hice cuando tuve acabado el documental fue enseñárselo a las asociaciones. Y fue muy reconfortante ver que las víctimas se sentían identificadas, que decían “¡Coño, este hombre está contando lo que yo viví!”.

¿Puede ayudar la repercusión del documental a que lo que pasó no caiga en saco roto? ¿Hay alguna esperanza de que se depuren las responsabilidades políticas y judiciales?

Sinceramente, no lo sé. A veces se confunden las responsabilidades políticas y las judiciales. La verdad es que no quiero entrar en el tema judicial, aunque reconozco que me surgen serias dudas porque, aunque los protocolos no fueran la causa directa de los fallecimientos, sí creo que las decisiones que se tomaron lo fueron.

Junto a lo judicial, como le preguntaba, está lo político.

Claro. Ahí iba. Un político tiene que ser responsable de lo que hace. No vale escudarse en que se ganan las elecciones dos veces seguidas y se hace borrón y cuenta nueva.

Ahí entran los ciudadanos, que son los que votan.

Somos poco exigentes con los políticos. El problema es que la política se ha convertido en algo como el fútbol. Parece que el único bueno es tu equipo y el otro es una mierda. Y esto no puede ser así. Los políticos tienen que estar al servicio de la ciudadanía. Es lo que les exigimos.

17/03/2025